La paciencia y la ciencia

Me dio terneza y alegría recibir un mensaje de mi sobrino Mario quien me contaba , entre risas una maravillosa anécdota de su hija Gabrielita, de tres añitos, quien  mostró una gran facundia para su edad.

Sé que he escrito dos palabras arriba que casi nadie las conocerá.

De hecho, para alimentar este post recurrí a palabras o frases que he ido recopilando poco a poco, con mucha paciencia

Pues terneza es cualidad de tierno, expresión de cariño y ternura.

La Gabrielita es la número 8 de mis 13 sobrinos nietos.

Todos esos chiquilines dan ternura.

La Gabrielita llegó a estas tierras una semana después de la ida al Cielo de la niña Margoth -mi Bella y linda mamá-

Así que nos trajo alegría en un momento de tristeza.

Así que da especial terneza.

La otra palabra exótica es facundia.

La definición de esta palabra es facilidad y desenvoltura al hablar.

La Gabrielita es muy desenvuelta para hablar y cada vez se le facilita más.

La Gabrielita cultivando -o recolectando- zanahorias

La paciencia….

Después de esta larga y facundiosa introducción me remito a la anécdota que recibí por WhatsApp del orgulloso papá de la Gabrielita.

Aunque no venía explícito en el Whastapp, me imaginaba a todos los protagonistas riéndose a carcajada limpia por las ocurrencias de la pequeña Gabrielita.

La Gabrielita había ido con sus papás a la casa de sus abuelos (mi hermana Paty y mi cuñado Mario).

Fer, tío de la Gabrielita había pedido pizza para cenar. 

La pizza brillaba por su ausencia y no se había cumplido el plazo clásico que ofrecen estos servicios.

Así que después de una hora de no llegar la pizza, todos empezaron a molestarse.

Y en un momento determinado, mi hermana le dice a su nieta “no vino la pizza”.

A lo que la chiquitilina contestó “la paciencia es la madre de las ciencias”.

Madre de las ciencias.

Tengo que reconocer que no tenía en a cabeza esa expresión.

Y dando una googoleada me he encontrado muchas referencias a esta expresión.

Aprender alguna ciencia requiere mucho esfuerzo y constancia… mucha paciencia.

Por más que nos guste alguna ciencia, se requiere mucho tiempo para asimilar todo lo que se ha escrito sobre una ciencia en específico.

Lo mismo creo que sucedería para muchas otras actividades.

Por ejemplo,  para la dirección de empresas es necesario el sufrido cansancio de la experiencia, en frase de Carlos Llano.

Que en definitiva es la paciencia.

Hay varias definiciones de paciencia.  Pongo aquí las tres primeras del diccionario digital de la RAE.

1. Capacidad de padecer o soportar algo sin alterarse.

2. f. Capacidad para hacer cosas pesadas o minuciosas.

3. f. Facultad de saber esperar cuando algo se desea mucho.

Alcanzar la ciencia requiere ese esfuerzo constante que da la paciencia.

Virtud totalizante.

La paciencia es una virtud que también se requiere para adquirir otra virtud.

Ya lo decía santa Teresa: la paciencia todo lo alcanza.

Así como para la ciencia o para la prudencia directiva se requiere paciencia, también se requiere paciencia para alcanzar otras virtudes. 

Es más. En una búsqueda rápida me encontré la frase “la paciencia es la madre de las virtudes“.

Frase que quizá sea más conocida y más aplicable a la humildad como madre de los hábitos buenos.

Tu has tenido paciencia de leer esto si has llegado hasta aquí.

Problemas y paciencia

En varias ocasiones me he referido aquí a Don Carlos, un emprendedor-empresario de quien he aprendido mucho durante ya varios años.

Don Carlos ha sido un hombre paciente, constante, lanzado.

Y le ha tocado superar muchas dificultades con las que se ha topado.

Hace unas semanas estábamos en una junta con él; dos de nosotros hacíamos ver las dificultades con las que se toparía para enfrentar un nuevo mercado.

Después de unos minutos de explicar nuestra tan «objetiva opinión», vi que don Carlos se sonrió y nos dijo algo así: “me encanta que ustedes me pongan los problemas enfrente”.

Y luego soltó la frase que rápidamente apunté en mi agenda y traté de grabar en la parte donde se guarda la experiencia.

Nos dijo “mientras más problemas hay, más éxito tenemos”.

Mi colega y yo nos volteamos a ver con cara de resignación y, principalmente, con cara de admiración. 

No solo paciencia

Paciencia. Aunque no solo paciencia. Sino también saber moverte para adelante.

No recuerdo de dónde tomé  la siguiente  frase. Pero creo que aplica aquí.

“Sé intenso. El universo no responde a súplicas mediocres no basta con tener mucha información:  hay que ejercitar la capacidad de pensar.”

La paciencia es la madre de la ciencia. Aunque no solo se requiere paciencia para conseguir los objetivos trazados.

Dirían mis colegas matemáticos que la paciencia es una virtud necesaria pero no suficiente para solventar los problemas con los que nos topamos en nuestra vida.

Y para acabar de ajustar las cosas  también me encontré una frase muy simpática sobre el famoso Tostao.

Afirma el gran Tostão que la disciplina sin creatividad se aproxima  peligrosamente a la mediocridad.

De la boca de los pequeños.

No quiero acabar estas reflexiones -desordenadas como me pasa con frecuencia- originadas por la Gabrielita, sin citar lo que se me vino a la cabeza cuando me enteré de la frase.

Me trasladé al capítulo 21 de san Mateo, en la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén.

“Oyes lo que dicen éstos?

—Sí —les respondió Jesús—. ¿No han leído nunca: De la boca de los pequeños y de los niños de pecho te preparaste la alabanza?”

Jesús cita al salmo 8, para recordarnos oír con ánimo dócil, con paciencia , las cosas que podemos aprender de aquellos pequeñines de quienes parece que no hay nada que aprender.

Y es que es muy cierto aquello de la canción andaluza, que con gracejo decía: 

“Tenemos un idioma que cualquiera puede hablar, pues las buenas personas se entienden con la mirá (mirada)”

La Gabrielita después de pasar por el salón de belleza a que le quitaran los colochos (los rizos)