¿Se puede aprender de la historia?

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Hace unos días salió publicado un libro de historia de España. Es una colección de artículos publicados por un periodista muy famoso en ese país –Arturo Pérez-Reverte-;  él dice “que no es historiador”, pero ha escrito mucho de historia; y además ha escrito varias novelas históricas muy simpáticas, como las diversas que escribió sobre el Capitán Alatriste. La entrevista que leí acerca del libro retrata perfectamente al autor, que es un inconformista de cómo se ha escrito la historia  de su país.
La historia. Tengo un amigo que reniega contra la historia, diciendo que no es ciencia. Obvio, la historia no es ciencia como la física, química o matemática. Pero sí tiene una rigurosidad que puede ayudar a objetivar los hechos pasados. Basta ver un libro escrito por un historiador de cómo cita las fuentes consultadas y coteja hechos con otras fuentes, etc.
Pero no quiero hablar de la “ciencia” de la historia. Quiero hablar de la necesidad que tenemos todos de conocer un poco de historia. De historia de la familia de cada uno, de la empresa donde trabajamos, del país en el que vivimos, de los eventos económicos mundiales, etc.
A mí la historia me ha gustado desde que seguí el consejo de otro amigo. Me dijo: “mirá, si querés que te guste la historia, leé biografías. Así, cuando leás un hecho histórico que está asociado a tu biografiado, ya tenés allí a un amigo”. Y así ha sido. He logrado leer algunas biografías y eso siempre es gratificante. Luego leés otra biografía que quizá está cercana en el tiempo y lugar al anterior, y vas conectando cosas. Hasta que de dedicás a leer, ahora sí, una historia de un país, de un evento –como una de las miles de conquistas que ha habido-, la historia de las guerras, y mil etcéteras. (Por cierto, mi experiencia con las biografías es que todas son bien interesantes. Casi como cuando uno conoce a una persona, y éste le cuenta su vida… siempre son interesantes).
Cuando sucedió la crisis inmobiliaria-financiera de 2008, preparamos con algunos colegas, una clase sobre dicha crisis. Pasados algunos años, esa clase quedaba un poco fuera de lugar, así que preparé una clase sobre las Crisis Económico-Financieras de la historia. Es una clase que gozo mucho darla, pues vas hablando de crisis en diversos países y épocas. Especialmente me entretengo en la famosa crisis de la Compañía del Mar del Sur, que sucedió en Inglaterra en el siglo XVIII. Entre otras cosas, el famosísimo Isaac Newton perdió todos sus ahorros por esa crisis. Pues resulta que esa crisis fue facilitada por el más famoso Tratado de Utrecht de 1713, que a su vez viene de la guerra de sucesión española (1700-13). Para llegar a este último evento me retrotraigo a los Reyes Católicos… en fin, me gozo esta descripción histórica. De hecho, les pregunto a mis oyentes si prefieren la versión larga o la corta. Gracias a Dios siempre me contestan que la larga; pero luego le digo, que las dos versiones tienen el mismo contenido. Lamento mucho que ya no tenga programada esta clase en México.
También algunos de mis alumnos me “odian” porque les hago leer  un libro largo titulado “Los Amos de las Finanzas”. Luego les hago examen oral del mismo. Es un libro de historia económica comenzando unos años antes a la primera guerra mundial  y terminando con una explicación detenida de la gran depresión que inició en Estados Unidos en 1929. Siempre aprendo cosas cuando hago estos exámenes orales, porque de repente alguien saca un tema que tiene unas grandes vetas a descubrir. Y casi siempre, para estos alumnos, entender la historia es entender muchas cosas que pasan actualmente. Y entender la historia económica es también clave para entender la economía actual.
Hace unos días estuve en una reunión, donde una persona a quien quiero mucho, comentó un evento que pasó en un país de Latinoamérica, para cuándo fue la crisis de 2008. Aunque los eventos fueron hace poco más de 10 años, parece que hay gente que ya la olvidó -craso error-. Trataré de narrar cómo fue el evento.
Por facilidad de transacción y seguridad, siempre es bueno que los títulos valores estén resguardados por alguna institución ad hoc. En ese país, existe una institución que resguarda esos títulos. Por ese resguardo, cobra una pequeña cuota y certifica la confidencialidad y seguridad. Pues algunos bancos del sistema de ese país decidieron que esa pequeña cuota era demasiado, y que lo mejor era aprovechar una institución fuera del país (más concretamente en USA) que no cobraba por la custodia. Pues lo máximo, porque el ahorro sería algo “relevante”.
Cuando empieza la crisis inmobiliaria-financiera de 2008, varias de estas instituciones bancarias estaban tranquilas, porque la empresa garantizaba los valores allí custodiados.  Cuando había pasado algún tiempo fueron descubriendo que la seguridad no era tal. Precisamente, en la letra pequeña del contrato de custodia, decía que en un caso determinado, la empresa que custodiaba los valores, podría poner como garantía esos títulos para conseguir préstamos a corto o cortísimo plazo. Debido a la crisis, algunos de esos títulos no pudieron ser redimidos, y los bancos dueños los perdieron.
Fue  una cosa complicada, pero, por lo que entendí y gracias a Dios no llegó a más que unas pérdidas no tan significativas. Pero ahora en ese mismo país, se está planteando regresar a la custodia de los títulos valores de la misma manera como se hizo hace 10 años. Cuando uno no ha tropezado en una piedra, es “perdonable” que se tropiece allí; pero que te tropieces una segunda vez, creo que ya no ha de ser perdonable.
Y esto pasa cuando pierdes la memoria histórica. En las empresas existen miles de historias de errores cometidos “nuevamente” por falta de memoria histórica. Aquel “ya lo hicimos así y nos pasó esto” es bueno tenerlo presente. A veces hay que volver a probar para ver si ahora puede salir adelante esa idea. Pero sabiendo claramente lo que anteriormente ha pasado para evitar caer en el mismo error.
Así que recomiendo mucho leer historia, oír de historia, acudir a las fuentes que vivieron esos acontecimientos, preguntar por qué se hacen las cosas de una manera determinada… todo tiene una explicación basada en los eventos que sucedieron antes en la empresa, la familia, etc.
Nos vemos pronto.