Medida del Movimiento…


Con  frecuencia, a lo largo de los años, he estudiado modelos matemáticos o físicos, financieros o económicos, y de alguna otra índole. Y siempre he visto en esos modelos una coherencia, con mucho sentido y muy lógicos y sensatos.
Pero de repente puede llegar una situación que te cambia por completo toda esta apreciación.
Se dice que la vida no puede ser modelada. Que los modelos son sólo eso, «modelación» de la realidad, y ambas afirmaciones son ciertas. La vida es «vida», emoción, imaginación, creatividad, inventiva, disrupción, rompimiento con el molde restablecido. Y eso es imposible modelar, o moldearlo para colocarlo en otro lado.
Y sucede que la situación que llega para romper muchos modelos, muchos moldes es la variable del movimiento, la variable del tiempo, la variable del cambio. ¡Es increíble ver -intelectualmente hablando- romperse un modelo delante de tus ojos! Siempre es maravilloso descubrir como van conectándose en tu cabeza conceptos que unos instantes antes estaban separados. Incluso conceptos que tenías años atrás en tu memoria, de repente han dicho «nos juntamos, porque era lo nuestro estar juntos».
A Carlos Llano le leí una frase que decía que «todo conocimiento es dialógico». Y en estos dos últimos días lo he vuelto a comprobar. Con un grupo de compañeros hemos estado estudiando unos conceptos filosóficos para preparar el examen de una materia que ha sido totalmente disruptiva intelectualmente hablando. Al ir rebotando las ideas entre todos, en un diálogo-discusión creativo, «aportativo», hemos ido clarificando ideas y conectando conceptos. La verdad ha sido un ejercicio maravilloso. Miguel, Sammy, Evelyn, Marlow, Henry, Alex son algunos de los que han participado en este proceso, y a quien agradezco esta ayuda.
Dicen que Unamuno decía de alguien «se ve que no es muy inteligente pues ya lleva 15 minutos hablando y aún no se contradice». Cuando hace poco oí esta frase me dio mucha risa por lo ocurrente. Aunque todavía me sigue haciendo gracia, la frase ahora ya no me da tanta risa, porque manifiesta una experiencia intelectual fuera del pensar general. Y también he comprobado que tiende a ser cierto.
Voy conectando las ideas desperdigadas que he escrito arriba.
Hace casi 25 años di mis primeras clases (o sesiones) en una escuela de negocio en Guatemala. Eran clases a la que asistían grupos relativamente pequeños y de una posición empresarial relativamente accesible a mi juventud e inexperiencia. Así que me asignaron un tema un poco exótico, que tenía por título «Administración del tiempo». Fui a preparar esa clase y pues, obvio, que busqué una definición de tiempo. Como en esos «oscuros años» aun no había Google ni demás buscadores, tuve que acudir a unos apuntes personales un poco mas viejos, quizá de unos 5 años antes a ese momento (es decir, de hoy hace 30 años). Allí encontré la clásica definición de Aristóteles que decía que el tiempo es la «medida del movimiento» (le añadía, la frase «según un antes y un después» pero a efectos de lo que escribo, no hace falta ese añadido).  La frase me la aprendí, y la usé muchas veces en el aula, tratando de explicarla. Por supuesto que no la entendía;  ni la entendí por más que traté de explicarla muchas veces dando esa clase. Es más, sigo sin entenderla plenamente (como sucede con la verdad, que en lugar de abarcarla vos a ella, ella te «asume» a vos, cubriéndote con la luz de su propia verdad, que a veces te obnubila precisamente por esa luz fuerte de la realidad «real» fuente y origen del conocer). Y a pesar de tener esa definición en la cabeza durante mas de 30 años, hasta ayer logré conectar en mi cabeza  el tiempo con el movimiento.
Y cuando metimos la variable tiempo en un modelo lo destruyó. Dialogábamos discutiendo con mis compañeros y analizábamos una propuesta de Platón para el gobierno de la polis, de la ciudad. Este gran pensador ateniense decía que quien ha de gobernar la polis es el sabio, aquel que lo sabe todo. Contrastábamos esta idea con la sugerencia de Aristóteles que decía que quien ha de gobernar la polis es el prudente, aquel que no lo sabe todo, pero que puede decidir ad-casum, en función de la situación concreta. Nuestro interlocutor Miguel tuvo a bien soltar una frase muy fuerte, que decía algo así: «todo sabio es imprudente». Inmediatamente me sentí en la obligación de defender a los sabios, porque me pareció muy duro decirle imprudente a un tipo brillante. No transcribiré cómo fue desarrollándose la discusión y los razonamientos. Pero después de un rato había pasado lo siguiente:
1. Miguel afirmaba con rotundidad que todo sabio era prudente.
2. Yo llegué a la conclusión que todo sabio era imprudente.
3. Nos reímos muchísimo junto con Unamuno.
4. Recapacitamos y descubrimos que el modelo de Platón era muy estático, y que no tenía movimiento, y que por lo tanto le faltaba la variable tiempo.
5. Samuel decía que el sabio ha de ser prudente si se le mete tiempo a ese modelo, y así termina el modelo de Platón más parecido al de Aristóteles.
6. Henry concluyó que la vida no es modelable, precisamente porque es vida, es movimiento, insospechados actuares de seres libres e inteligentes.
7. Alex nos decía que gobernar una polis (que puede ser una empresa, la familia, etc.) requiere más prudencia que sabiduría (aunque requiere sabiduría)
8. Gobernar un sistema estable y ordenado es muy fácil. Es como gobernar un hato de ganado, donde nosotros sabemos qué va a hacer el otro semoviente, sabiendo que siempre se comportará igual (con los matices que esto tiene, pero el comportamiento animal es totalmente predecible cuando se conoce adecuadamente).
9. Que por la vida, el gobierno de personas ha de ser prudente, con todos los requisitos que se requieren para actuar prudentemente.
10. Que el conocimiento es dialógico.
11. Que uno puede y debe pensar las cosas, y saber que se puede cambiar de opinión cuando se merezca. Y que se puede salir de la duda. Y que es factible conocer la verdad, a pesar de que sea ésta la que te abarque.
En fin, un ejercicio muy gratificante.
Término con dos ideas más.
La primera es que para que una persona pueda pensar es necesario tener cosas en la cabeza. Siempre he sido contra-cultural en el uso de la memoria. Está tan denigrada la pobre que todos le echan tierra. Siempre he procurado defenderla, sabiendo que es la fuente de la conexión de ideas. Si sé algo de memoria, aunque no lo entienda allí está, y tarde o temprano saldrá a la superficie y será elemento de conexión con otros conceptos que quizá estaban dormidos también por allí. La definición de tiempo es el último ejemplo que tengo de esto.
La segunda idea es corolario de la anterior. El hijo de un buen y grande amigo está por terminar el colegio en México. Ayer empezó el último año de Prepa en una ciudad de México (bachillerato en otros lados). Con este joven tenemos buenísima amistad y como buen adolescente siempre «repela» (alega) de las clases que lleva en el colegio y de qué le servirá en la vida tal o cual concepto o materia. Aunque espero decírselo pronto en persona, aprovecho para anticipar aquí lo que le diré. Que la creatividad, la imaginación, la conexión de ideas, la prudencia, y muchas otras cosas más, depende de qué tan llena tengamos la cabeza de cosas. Aquí sí se aplica que es directamente proporcional: a más cosas en la cabeza, más posibilidades hay de ser mejor persona, de ser mejor empresario, de ser una persona innovadora, de desenvolverte mejor en muchos ámbitos. El conocimiento es el inicio del cambio personal.
Nos vemos pronto.

PS1: no debo decirlo pero el 90% de este artículo lo escribí a las 3:00 am, después de despertarme intempestivamente a esa hora… nunca me había inspirado tanto como esta madrugada.

PS2: Aunque me gustaría escribir otro post sobre esta idea, por de pronto sólo la enuncio: Aristóteles (aunque no es santo ni siquiera cristiano) debería ser el «Patrono del Método del Caso».

PS3: Acabo de recibir un comentario de Miguel sobre este artículo, así que lo edito con lo que él me comenta directamente… «Creo que te faltó tu «iluminación» repentina sobre que las leyes son camino justamente porque no tienen movimiento. Por eso fue muy valioso introducir en la discusión el tiempo y el movimiento«. Hasta aquí el comentario de Miguel. De todos modos, me parece que para entender más o menos esta idea se requiere explicar de dónde viene el razonamiento, y no veo que sea oportuno en este momento añadir eso, pues es suficientemente largo como para otro post.