El presupuesto de Don Carlos

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Don Carlos cuando habla va soltando una serie de ideas empresariales de un gran sentido común, avalado por la experiencia de muchos años haciendo crecer sus empresas.
Hace poco volví a tener la oportunidad de estar unas horas con Don Carlos. También en esta ocasión, la emprendió a “repartir doblones de oro empresariales”. O bueno, por lo menos, nos soltó un doblón de experiencia, sencillez y exigencia.
A inicios de año, como era lógico, teníamos que volver a tocar el presupuesto de las empresas para terminar de afinar lo aprobado en juntas anteriores.
Y como sucede siempre, el “papel aguanta con todo”, o como me gusta añadir a mí, “el Excel con más”. Y el presupuesto de 2018 se ve precioso, con un crecimiento un poco más elevado de lo que se había determinado.
Al final de este tema, don Carlos nos soltó el “doblón de oro”. Más o menos dijo lo siguiente: “Va, ahí está el presupuesto. Pero en este país, el próximo mes fulano cerrará tal carretera; y al mes siguiente, tal organización bloqueará el transporte en otro lado… Espero que estas cosas no sean excusas para no cumplir el presupuesto; se ha de cumplir, aunque pasen estas cosas, porque así es nuestro país. Cuando a mí me tocó arrancar la empresa la situación del país era muy mala; y yo trataba de hacer llegar el producto hasta donde se necesitara,  y no me quedaba escondido en la casa con la excusa de que había problemas. En lo que otras personas veían problemas, yo veía unas grandes oportunidades. Y yo espero que ahora así sea en la empresa”.
No me quedé con la imagen de la cara del Director General mientras oía estas palabras, pues me entretenía escuchando a Don Carlos. Conociendo al Gerente General -un buen y experimentado ingeniero-,  este doblón de oro le advertiría de un matiz más del reto de dirigir una empresa.
A veces nuestros planes y decisiones son como un presupuesto plasmado en Excel. Lo vemos precioso y alcanzable. Más o menos hemos previsto las dificultades a las que nos enfrentaremos, y estamos dispuestos a “dejar la vida” para superar esas dificultades.
Todo esto sucede en el presente. Pero a medida que el tiempo se va “moviendo” hacia adelante, y empiezan a aparecer las dificultades y problemas que hemos previsto, nuestro ánimo empieza a flaquear. Y las dificultades tornan nuestra decisión de conseguir algo en un camino no tan precioso… y quizá todavía sostenemos que conseguiremos lo propuesto.
Pero todo se nos puede derrumbar cuando nos aparecen las dificultades que no habíamos previsto. O cuando las dificultades y frenos previstos tienen más incidencia que lo que  habíamos pensado.
Entonces tiramos la toalla.  Y nuestro “presupuesto” queda excusado por esas dificultades que nos arrastran hacia abajo y no arrostramos esas mismas dificultades.
Eso pasa claramente con los propósitos que muchos se hacen para el año nuevo. Ya llevamos varias semanas de este año, y deberíamos preguntarnos si alcancé llegar hasta hoy del cumplimiento de esos susodichos propósitos.
Para alcanzar nuestro “presupuesto” personal anual hace falta por lo menos tres hábitos: la constancia (para superar lo prolongado de la acciones a conseguir) y la fortaleza (para pasar por encima de lo difícil de nuestras actuaciones para conseguir lo que nos hemos propuesto).
Pero hay un hábito más que es necesario para conseguir cumplir nuestro presupuesto a pesar de las dificultades. Y es el hábito de la confianza en los demás. No podemos cumplir lo que nos proponemos sin ayuda de los demás. ¡Qué importantes son los demás en nuestra vida! Sin ellos, no podremos lograr nada de provecho (o bueno, nos costaría exageradamente más estando solos).
No quiero terminar sin mencionar que Don Carlos cuando empezó su empresa tuvo que superar muchas dificultades para conseguir hacerla crecer. Y aunque ahora ya no dirige la empresa directamente, siempre se plantea metas para superarse a sí mismo. Y metas de largo alcance que le exigen esa constancia y fortaleza para conseguirlas, aparte de la confianza.
P.S. Había pensado añadir en este post dos ideas pero no logré encajarlas adecuadamente. Así que aquí las “dejo al costo”.
1. Me decía una persona que está tomando un curso de escritura que “lo primero que uno escribe lo hace con el corazón, y que lo se escribe después o lo que se revisa, se hace con la inteligencia”. Y me sugería que lo que publicara aquí fuera con el corazón.
2. Tengo un amigo que es muy estresado. Me había contado que a veces el stress le ha provocado caída de mechones de pelo… Hace poco le comentaba algo y le dije “eso seguro te provocará mucho estrés”… y me salió con una “charada” que me dio tanta risa que le dije: “esto lo pondré en el próximo post que escriba”. Pues lo que mi amigo me dijo fue: “eso no me estresa, porque yo me estreso inteligentemente”.