A finales del año pasado (2021) mi jefe Beto (tengo varios jefes, así que les tengo que poner nombre), me preguntó si me animaría a ir otra vez a Culiacán Rosales a dar un par de sesiones. «Además -me dijo- esa fecha será el 2-2-22».
No me quedó más remedio que aceptar; y lo hice con gran gusto, porque la experiencia última que había tenido en Culiacán había sido de lo más agradable.
Le comenté a mi jefe Beto que ese día se cumpliría el 14 aniversario de la presentación que habíamos hecho del primer libro que escribimos con Lorenzo Fernández Alonso… fruto de ese primera presentación, hemos escrito tres más,… que por allí van caminando.
Por lo tanto, la fecha del 2 de febrero siempre ha quedado guardada en mi corazón.
Además, como casi todos saben, ese día se celebra la Presentación del Señor (el día de Candelaria en el que todos los que sacan «Niño-Muñequito» en la rosca de Reyes-6 de enero- tienen que pagar con deliciosos tamales).
Recuerdo que cuando hicimos la presentación del libro, al poner la fecha, escribía «2-II-2008, Día de la Presentación», que tenía un doble significado.
Tengo más anécdotas sobre ese día de febrero de 2008, pero no las coloco aquí para no dispersar más mi artículo del 2-2-22.
Pero bueno, habiendo tomado la decisión de retornar a Culiacán, me puse en contacto con Luis Alfredo, pues una de las dos sesiones consistiría en servir de moderador de dos personas que irían a contarles cosas de sus empresas a los participantes.
El programa que se está llevando a cabo en Culiacán se llama ADEA, que significa Alta Dirección para Empresas de la Cadena Agroalimentaria.
Me dijo mi jefe Beto que tenía que entrevistar a los dos personajes que iban a participar allí: ¿Quién eres? Cuéntanos de tu perfil, de tu historia. Orígenes y desarrollo de tu empresa. Situación actual de tu sector y de tu industiral. Grandes tendencias de la empresa… y algunas recomendaciones para los participantes.
Así que con estas armas me fui para Culiacán Rosales el 1 de febrero.
No me esperaba otra nueva y gran sorpresa el 2-2-22.
La verdad quedé impresionado de ambos invitados: Edna y Carlos.
Edna
Edna, de origen chino, tenía un restaurante con su mamá y sus hermanos. Claramente el restaurante era de comida china.
Allí su mamá vendía un te de jazmín.
Y resultaba que a la gente le gustaba, así que de alguna manera le empezaron a pedir para llevar.
En el año 1992 empezaron a embotellar el te de jazmín, para beberlo frío.
Tenían que hacer la infusión en grandes peroles con agua hirviendo, en el garage de su casa.
Luego había que dejar que se enfriara y embotellarlo, para luego mantenerlo en refrigeración.
La vecina no muy contenta con los vecinos que ponían a hervir agua al lado de la pared de su casa, pasaba un día sí y otro también a reclamar por el calor en exceso en su habitación.
Es conocido Culiacán por su recio clima, con temperaturas poco frecuentes en otros lugares.
Al final la vecina logró su objetivo y compraron un terreno para abrir una planta ya industrial, para hacer te de jazmín.
Contaba Edna que la decisión de comprar el terreno para construir les costó muchísimo, pues era dar un nuevo paso en ese proceso de emprendimiento.
Al final lo hicieron y tuvieron éxito.
De ese primer paso a la actualidad han pasado muchas lunas y muchas inversiones y crecimientos y retrocesos.
En Jaztea – Jaztea puedes ver la empresa actualmente.
Tienen la planta de producción en Culiacán, una planta de soplado de botellas PET allí mismo; otra planta de producción en Guadalajara, y están planeando una tercera planta en Mexicali.
Centros de Distribución tienen bastantes.
Incursionaron en el mercado de USA y les fue mal.
Así que decidieron que mejor vendían en Mexicali (fronterizo con USA) para que allí fueran a recoger los distribuidores que quisieran.
Les va muy bien allí, porque el 40% de la producción de Culiacán se va a Mexicali.
Edna contó que en su empresa no tienen eso de «misión y visión», sino que le llaman «pasión y estrategia»… me encantó.
Otra cosa que me encantó mucho de la participación de Edna fue cuando dijo que le costó muchísimo dejar la operación, el día a día, para dedicarse sólo a la planeación, a la estrategia.
Pero cuando lo empezaron a hacer, la empresa empezó a crecer más rápidamente.
Dejó de ser todóloga a contratar y delegar.
Gran lección.
Siguen trabajando en cosas nuevas: diversificándose, uso de tecnologías, sustentabilidad.
Van planeando a tres años plazo y no a cinco, como se acostumbra.
Ahora, que han tenido más rotación por los milenials empezará un plan piloto de metodología ágil.
Primera gran sorpresa del 2-2-22.
Carlos, la segunda sorpresa del 2-2-22
Después de Edna, presentó su empresa Carlos.
Una empresa más antigua, fundada por sus padres, y con un nombre muy simpático: «Chata».
Al final de su disertación, le pregunté a Carlos por qué le pusieron Chata a la empresa.
Más o menos me contestó lo siguiente: «La de la sazón era mi mamá: era la que preparaba los tamales, el chilorio, los chorizos, etc. Y mi papá le decía ‘Chata’ a mi mamá. De ahí el nombre».
Tienen una planta de producción a todo dar (la vi en el video que nos proyectó)…
Como dice él: «es comida casera hecha industrialmente; un proceso tecnológicamente casero».
Las recetas son las de su mamá y las guardan como se contaba de la fórmula de la Coca Cola: en una caja fuerte, y sólo tienen acceso a ella, pocas personas.
Es una empresa más antigua y con más extensión: además de México venden fuera: Guatemala, Europa, otros países y Estados Unidos.
Dejé de último a Estados Unidos, porque también tuvieron una mala experiencia en la exportación directa a ese país.
Así que lograron conseguir unos distribuidores lationoamericanos, que les están llevando los productos al gran mercado mexicano -y en general de todo Latinoamérica- en Estados Unidos.
En el video Carlos nos enseñó unos segundo de unas escenas en la Estación Espacial Internacional donde los astronautas están comiendo chilorio.
El día 2-2-22 tenían en la página de Chata una promoción de tamales al por mayor, para poder pagar las deudas de la rosca de reyes.
Carlos nos presentó un video institucional de la empresa… que, como decía un amigo, puede resumirse en «dos palabras»: Im-presionante.
Me dio mucho gusto conocer algo de estas grandes empresas, que han surgido en esta querida ciudad de Culiacán.
Y más gusto me dio conocer a Edna y a Carlos.
En una de las tantas preguntas que hubo después de la exposición de cada uno de ellos, Sergio comentó una frase que me encantó: «ustedes son un orgullo cualiacalense».
Pues que sigan creciendo para llevar el nombre de Culiacán a más lugares.
PS
Gracias a los buenos oficios de mi buen amigo Luis Alfredo, me consiguió la foto de Salma Hayek cocinando con Chilorio de Chata. Ella la publicó en su Instagram.