«El IPADE me robó el corazón». Gracias Carlos Rossell



He tenido el privilegio -verdadera gracia- de poder estar en las tres primeras actividades del Ciclo Conmemorativo de los 50 años del IPADE en México. 

Estas tres actividades se desarrollaron en la Ciudad de México (Antiguo México, D.F.) entre el jueves 30 de marzo por la noche y el 31 de marzo durante la mañana y la tarde.

Estas actividades seguirán en mayo y noviembre en las sedes de Monterrey y Guadalajara respectivamente. Más una que otra actividad más, de tipo académico.

A mí no me gusta ir a museos. No porque no me guste el arte, sino porque me sucede un fenómeno que le llamo «overflow»… hay tanta cosa bella que ver, que me supera. Y me recuerda a aquella escena maravillosa de la película «Amadeus», donde el Emperador le dice a Mozart que su ópera tenía algo que no le gustaba… pero no encontraba la palabra adecuada… y Salieri, se la sugiere, y le dice «too many notes», demasiadas notas… Y Mozart se indigna… Pues a mí me pasa que ir a un museo me provoca un «too many notes».

Pues ese fenómeno me ha pasado con este día y medio. Too many notes, muchas notas, muchas cosas bellas sobre las que hablar y comentar. 

Muchas personas con las que tengo contacto por Whastapp me piden que mande fotos, que les cuente cómo estuvo todo… prefiero hacerlo aquí, frente al teclado, donde los dedos van marcando el rumbo de las ideas.

Así que decidí hacer un breve artículo -Retazos- sobre este día y medio, muy breve. Y espero luego explayarme en mis recuerdos -no anoté nada- de las tres cosas… 

Lo más emocionante fue lo último. La actividad de viernes 31 por la tarde, con el aula Carlos Llano llena de trabajadores de IPADE, desde el Director General hasta la última contratación. La emoción llega a su culmen cuando se ve en la pantalla enorme de esta aula a Carlos Rossell decir: «el Ipade me robó el corazón». Y luego se lo repitió al Rafa -el Director- mientras daba su discurso. Rafa -como buen profesor del método del caso- le dijo, en nombre de todos nosotros, «y usted nos ha robado el corazón doctor».



Segundo más emocionante. Viernes 31 por la mañana. Reunión en el jardín de Clavería de unas 1000 personas, entre ellos las generaciones fundadoras de todos los programas del IPADE. Emoción máxima cuando el Director enumera, uno a  uno las 10 personas que nos acompañaban del grupo que el 31 de marzo de 1967 dio por iniciado el IPADE. Verlos en las enormes pantallas, algunos de ellos con lágrimas, daba una sensación de alegría, orgullo, admiración, felicidad y de mucho agradecimiento.


Y el tercer momento más emocionante, jueves 30 de marzo por la noche. Después de la misa y alguna que otra cosa que ya contaré, apareció la orquesta sinfónica de la Universidad Panamericana para el estreno mundial de la sinfonía preparada para la ocasión de los 50 años, inspirada en las virtudes de los empresarios. La verdad, el privilegio de oír el estreno mundial de una sinfonía de unos 11 minutos, teniendo entre los que estábamos allí al mismo autor de la sinfonía, «no tiene precio» como diría un anuncio de tarjeta de crédito. Con esto bastaba y sobraba para la emoción del momento. Pero luego, cuando ibas escuchando la sinfonía, te ibas quedando «abobao» con la belleza de las notas, de las subidas y bajadas… de las pausas… Maravillosa obra.



Bueno. Pues aquí me detengo por de pronto. No quería dejar de publicar esto antes de tener un poco más de tiempo para reflexionar sobre estos dos días de celebraciones.

Espero la próxima semana escribir más detallado. Las fotos todas son mías, así que no vale reclamo por la calidad de las mismas.

Nos vemos pronto.