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Hoy ha sido un día agradable. Terminé de dar un curso de Finanzas Internacionales, donde tengo la firme esperanza de que los muchachos hayan aprendido algo, aunque sea qué significa una cobertura financiera al riesgo de tipo de cambio. (Espero que José Fernando me perdone todo lo que me metí con él, molestándolo desde que empezó Finanzas I).

Para comer, una agradable pasta italiana, que creo que el 12.5% de genes italianos que llevo en mí influye mucho en el gusto que le tengo (creo que he de tener algo de chino también, porque el arroz me es muy apetecido).

Por la madrugada recibí un mail, que obviamente leí hasta la hora de levantarme (la curiosidad puede más que el cansancio). Venía de Jaime Nubiola, de quien he hablado algo a través de este medio. Le había pedido permiso para empezar a adaptar su libro de «El taller de la filosofía»… y me contestó que sí, por lo que el inicio mañanero fue muy positivo.

También he seguido leyendo unas páginas de la novela «El Faro de Alejandría», que hace dos días, cuando estaba a punto de dejarlo por insulso, se puso emocionante, así que allí lo llevo. En versión digital tiene solo 373 páginas, así que espero acabarlo pronto. 

Traté de enviar mi servicio de noticias semanal, pero tuve algunas dificultades técnicas que no he podido resolver. Como que casi siempre por las épocas de Navidad se me acaba complicando este software, precisamente cuando estoy a punto de enviar mis tarjetas de Navidad electrónicas.

Al poco de terminar  de comer me fui a una «discusión» con Henry, Miguel, Samy y Marlow. Estamos trabajando en el mismo equipo de la Maestría-Doctorado, y teníamos que juntarnos para ver cómo íbamos con el estudio del libro de Jaime Nubiola (que por cierto, acabo de terminar de leer antes de empezar a escribir este post). Llegué un poco tarde, porque me agarró por sorpresa la junta, pues la había tachado de mi agenda y de mi memoria; al final decidí estar con ellos para aprender algo y aportar un poco menos. Terminamos hablando de algunas de las recomendaciones de Jaime en su libro, específicamente la escritura.

Y aquí surgen dos temas. El primero es que decidimos hacer un blog público, pero que seamos nosotros 5 los editores. De hecho, este artículo aparecerá en ese blog también. Principalmente lo crearemos por dos razones: para obligarnos a escribir y para obligarnos a corregir-criticar a los otros 4.

El segundo tema que salió fue una cuestión práctica. Decidimos que escribiéramos dos párrafos sobre algo que nos había ocurrido durante este día sábado 23 de noviembre. Unos 5 minutos escribiendo a mano, y los resultados fueron simpáticos. Escribimos entre 80 y 130 palabras cada uno. Lo leímos, los fuimos criticando cada uno, y fue muy enriquecedor. Al final se sugirió que lo pusiéramos como el primer artículo del blog. Supongo que lo tendremos que poner ya corregido, con las sugerencias que nos hicieron. Para muestra te dejo aquí lo que escribí…

«Cuando llegué al a escuela de negocios me di cuenta de mi olvido. Un día antes Henry me había entregado la cámara de documentos que quería usar en la clase que iba a impartir; la había dejado al lado del maletín de mi computadora para que no se me fuera a olvidar. Pero se me olvidó. Mis métodos de «recordación» no funcionaron y me sentí vacío -por dentro y por fuera- sin esa tan indispensable cámara para proyectar lo que yo escribiría en un papel como este.

Pero, gracias a Dios vivimos en el siglo XXI. Bastaron un par de llamadas para resolver el problema: y  en 5 minutos tenía la cámara conmigo, y pude dar mi clase sin ninguna dificultad, usando este artilugio que facilita las cosas para los humildes profesores. Y mi vacío desapareció».

Hasta aquí lo que escribí. Nubiola recomienda vivamente que no se cite uno a sí mismo; creo que he caído en ese error, pero en fin, sólo 5 personas conocían este texto…. Pero lo importante no es el texto en sí, porque al fin de cuentas es una tontera. Lo que importa es que todos podemos animarnos a escribir algo. Un párrafo diario, una página a la semana, qué se yo. Pero algo. Tenés que lanzarte a escribir (nuevamente haciendo propaganda de esta idea).

Este post es muy personal que los demás. A propósito lo hice así. A propósito no estoy siguiendo la máxima que hace un par de días puse en mi firma del correo electrónico. Un frase de Kant que dice así: «De nobis ipsis silemus», de nosotros mismos callemos. Pero lo he hecho por ejercicio mental consecuencia de la plática-discusión con mis 4 compañeros de equipo.

Hasta aquí. Nos vemos la próxima.