Enrique, el que me habló de la «La ventana de Overton»

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En el último post (http://javierduarteschlageter.blogspot.com/2019/07/el-arroz-el-trigo-y-el-maiz.html) hacía referencia a una conversación con el amigo de un amigo. Para no andar poniendo el amigo del amigo, pondré el nombre: se llama Enrique.

Comentaba que habíamos tenido una plática muy enriquecedora ya que con su experiencia e investigaciones soltaba una serie de datos y temas de la psicología social, como él llamó a algunas de las cosas que nos platicó.

Mi amigo, al día siguiente me preguntó:
-«¿Cómo te pareció Enrique?»
-«Excelente», le contesté. «La verdad quedé súper impresionado».

Y mi buen amigo me terminó diciendo: «cuando te vi sacar la agenda y anotar lo que decía, me pareció que sí te había cautivado. Nunca te había visto sacar la agenda así».

Efectivamente saqué mi famosa agenda Moleskine y fui anotando cosas, algunas de las cuales ya las comenté en mi post anterior. Lamentablemente no logré anotar muchas de las cosas, confiando en la memoria -craso error-… pero ni modo.

Lo que anoté fue sobre la «Ventana de Overton». Algo que por supuesto jamás había oído. Más o menos le entendí en ese momento; luego he leído algo y sigo más o menos entendiéndolo. Pero la ventaja fue que Enrique nos puso un ejemplo y con eso en mente espero explicar más o menos lo que significa la Ventana de Overton, y las consecuencias que puede tener para lograr que cosas actualmente inaceptables, sean incluso legisladas a favor.

El esquema que está en el inicio de este post es como un gradiente… se pasa de lo impensable a lo radical, de aquí a lo aceptable y luego a lo sensato para terminar en lo popular y lo político.

Hay que tener en cuenta que Enrique lo estaba comentando en una conversación informal, por lo que no necesariamente siguió el orden que está dibujado en el esquema. Pero lo importante es cómo sucede este fenómeno, y cómo ha sucedido con algunas ideas.

Nos decía: piensen por ejemplo algo que actualmente es inaceptable en la sociedad. Y él mismo nos daba el ejemplo: el secuestro. En todos lados es algo que nadie lo acepta. Y supongamos que haya alguien que quiere que el secuestro sea algo reconocido… pues es un proceso de años, en el que va siguiendo la ventana de Overton.

Y para esto se pueden usar varios caminos y modos, y principalmente, tiempo. (Quizá Enrique no uso exactamente los argumentos que voy a explicar abajo, pero estoy transmitiendo la idea).

Y nos decía que de repente algún «científico» dice que el secuestro (y el secuestrador) es una persona que tiene un problema psíquico específico que le «exige» hacer los secuestros, y que no los hace por mal, sino porque así está en su ADN. Empieza la investigación al respecto, y más «científicos» comprueban que hay un impedimento genético de dejar de secuestrar.

Pero luego empiezan a salir algunas bondades del secuestro. El famoso Síndrome de Estocolmo, el cariño entre secuestrado y secuestrador. Y cualquier otra cosa que pueda pasar. Algo melodramático. Como que el secuestrado se ocupó personalmente del secuestrado y lo trató bien, y se hicieron amigos y tenían unas grandes y amenas conversaciones. Y aquello empieza a ser algo aceptable.

Y aparecen los grupos de presión, donde empiezan a tratar de despenalizar el secuestro, porque «pobres» los secuestradores a los que capturan. Ellos no tienen la culpa de ser secuestradores, sino que lo hacen por necesidad, por presión social, o por un complejo de Robin Hood. Los medios de comunicación -ahora las redes sociales- van haciendo popular estas ideas…

Y de repente aparece algún diputado haciendo ver la legitimidad de estos grupos que defienden a los secuestradores….

Y empiezan las iniciativas políticas, donde ya es un tema de discusión en los ámbitos políticos hasta que terminan en iniciativas de legislación. Desde despenalizar el secuestro hasta penalizar a todo aquel que vaya en contra del secuestrador.


Cuando Enrique terminó de explicar la ventana de Overton con este ejemplo, no se me paró el pelo porque ya no tengo. Pero hay varios ejemplos de ideas que han pasado desde inaceptables hasta legisladas en unos cuantos años.

La explicación de este fenómeno me llamó mucho la atención, porque aunque sabía que había detrás de muchos cambios en las legislación de los países muchos grupos de presión, no sabía que existía una explicación. 

No pretendo dar ninguna explicación adicional del fenómeno, porque no lo he estudiado como para hacerlo. Sencillamente estaba poniendo por escrito mi conversación con Enrique.

Sólo termino con una frase con la que Enrique terminó su explicación de la ventana de Overton. La pongo en negrita y en un párrafo solo para ella, porque merece estar así. 

La verdad no pasa por Overton.