Nunca nos debemos de cansar de hacer el bien

«Nunca nos debemos de cansar de hacer el bien«, frase que acompaña a todos los edificios de Fundap.

(Perdón por la foto, porque no queda tan clara…

siempre he sido muy malo para casi todo lo artístico, y en especial para las fotografías)

Viajé recientemente a Quetzaltenango desde la Ciudad de Guatemala para asistir a la inauguración de un edificio en la Labor el Refugio de Fundap, dedicado a Don Samuel Camhi, en cuya fundación tengo el honor de participar en su Junta Directiva.

Xela, Xelajú, Quetzaltenango.

Xela (Léase Shela ), es la segunda ciudad de Guatemala. Ubicada a 200 km de la capital, es el motor de occidente.

Toda esta zona está incluida en lo que se conoce como el altiplano del país.

Zona preponderantemente quiché, su nombre en esta lengua es Xela o Xelajú, como viene dicho arriba.

Durante los años 90’s del siglo pasado, visité quincenalmente está ciudad, por lo cual formé lazos de amistad con algunas personas de esa tierra.

También tuve a muchos quetzaltecos como compañeros en la Universidad o en la residencia universitaria donde viví mientras realizaba mis estudios de Matemática (sic, en singular).

Desde 1997 no había ido más que dos o tres veces a Xela; y creo que ya se habían cumplido 10 años de mi última visita a aquellos lugares.

Sobra decir que tuve muchos flashbacks (recuerdos, pues), de diversos lugares o situaciones que me tocó vivir en los trayectos de hace años.

La carretera se ha duplicado en carriles. Una zona de ellas, para vergüenza mía y del país, está fatal, con el concreto fracturado por doquier. Ojalá pronto el gobierno se anime a arreglarla, pues es “el” camino más importante de turismo del país.

Además de los múltiples recuerdos me sorprendió enormemente la cantidad de construcciones a lo largo de la carretera.

Cientos; miles de casas.

Las ciudades que se logran divisar desde el camino, se ven también con un crecimiento enorme.

Así me paso con Nahualá y Patzicía, que ahora se muestran de un tamaño enorme.

Ojalá tuviéramos en el país más arquitectos urbanistas, que buena falta nos hacen.. bueno, tmb con el apoyo de las autoridades ediles.

Fundap

Fundap es una fundación que trata de erradicar la pobreza en Guatemala, y más específicamente en la zona occidental del país.

«Desarrollo con dignidad» es la base de su acción.

Atienden a unas 4,000 personas al año en 4 sedes fijas y 17 móviles.

Es una fundación multifacética, que he conocido tangencialmente a través de los años, y que espero conocer más a fondo en los próximos meses.

En Fundap tratan de dar esperanza a jóvenes, les abren ventanas para que puedan desarrollar su potencial en alguna rama, para que puedan sostenerse económicamente ellos y a sus familias.

El día de la visita estaban doblemente agradecidos y contentos.

La segunda razón del agradecimiento y contentura era porque un día antes había tenido visita del Ministerio de Salud para hacer exámenes a 72 muchachas y muchachos que aspiraban al título de Asistente de Enfermería.

Después de un año de estudios en unos edificios muy dignos, todos estos jóvenes aprobaron el examen puesto por el Ministerio… además, 7 de ellos obtuvieron la calificación máxima de 100 puntos.

Una gran ventana de esperanza para esos jóvenes.

En la visita que hice a varios de los edificios de la Labor el Refugio, la sede en Xela de las operaciones de Fundap, me encontré conque todos los edificios tienen dos placas.

La placa más grande es la que corresponde a la institución-persona que ha donado el edificio, o la mayor parte de su costo.

La placa más pequeña está por encima de ella, y tiene el lema que he puesto como título para este post:

Nunca nos debemos de cansar de hacer el bien

Me sonaba como a un mantra, a una idea a repetir para que incida en todos los que allí estudian y se forman.

Pero pienso que principalmente está dirigida la frase a los que en Fundap trabajan, para que no olviden que nunca debemos de cansarnos de hacer el bien.

Uno de los talleres de costura en el nuevo edificio

Porque levantar a las personas de escasos recursos dándoles formación técnica es un gran bien.

La cara de felicidad y suficiencia -en buen plan- de las chicas que vimos (la mayor parte de los beneficiarios de la labor de Fundap son mujeres) no tiene precio.

Fue impresionante ver los diseños de trajes típicos que hacen… hacen pasarelas para vender esos trajes que combinan lo tradicional con lo moderno.

Un vestido

Gran labor la de Fundap, y ojalá no se olvide el lema de nunca nos debemos de cansar de hacer el bien.

Fundación Camhi

Y precisamente un hombre que podría haber hecho el lema de los edificios de Fundap fue don Samuel Camhi.

No tuve el gusto de conocerlo en persona, pues cuando falleció en 1984 yo era todavía un estudiante de Matemática Aplicada en mi segundo año.

Pero he conocido algo de su vida a través de sus hijos y a través de la Fundación Camhi.

Las historias que se cuentan de Don Samuel son geniales. Un hombre dotado para el comercio desde chico con un alma sensible al dolor, el sufrimiento y la pobreza.

Hombre magnánimo y detallista. Sabía darse cuenta de las cosas buenas de los demás y confiar.

A través de la Fundación Camhi, a la que pertenezco en su Junta Directiva desde 2003, se ha hecho mucho bien.

Recientemente Fundap decidió nombrar a un edificio con el nombre de Don Samuel Camhi, al tiempo que la Fundación Camhi entregaba un donativo para Fondo Patrimonial a Fundap.

Fachada principal del edificio de 1000 metros cuadrados
Fachada del edificio de 1000 metros cuadrados construido en honor de Don Samuel Camhi

Precisamente, el edificio en el que estuvimos en su inauguración, corte de cinta simbólica y develación de la placa.

Doña Sol, Don Jacobo y Don Jaime Camhi, después de develar la placa del edificio.

Contaba Jaime -hijo de Don Samuel- que su papá había llegado a Guatemala con 60 dólares en la bolsa.

Con trabajo intenso en tres años ya tenía un almacén de ropa.

Con la creatividad e imaginación que le caracterizaba, don Samuel se dio cuenta que debería de centrar la venta de ropa para un público distinto al que había creado su Almacén Mi Amigo.

Y se fue tras los pequeñitos. Y puso el siguiente eslogan para su negocio, que siempre me ha hecho mucha gracia: «La cigüeña los trae y mi amigo los viste».

Fondo Patrimonial

Como viene dicho, la Fundación Camhi destinó una buena parte de sus recursos para un Fondo Patrimonial para Fundap.

Don Jaime entregando a Julio Bagur el cheque del Fondo Patrimonial

Con los rendimientos que se obtendrán de esos fondos patrimoniales, se darán becas, dedicadas especialmente para beneficio de la primera infancia.

Según nos decían, en Fundap tienen varios fondos patrimoniales de donantes, que tienen un doble beneficio.

Quizá corriendo un poco más de riesgo, usan estos fondos patrimoniales como fuentes de financiamiento para microcréditos (tienen varios miles de beneficiarios y cientos de miles de quetzales).

Y el rendimiento de esos fondos, los usan principalmente para becas.

Y, periódicamente envían a sus donantes de fondos patrimoniales información del uso de esos fondos.

Buena labor.

Ojalá nunca nos cansemos de hacer el bien.

Don Jaime cortando la cinta
Don Jaime cortando la cinta inaugural

PS 1. Labor el Refugio

Como tengo mucha más información que la que he colocado arriba, me lanzo a escribir algunos Post Scriptum para usar todo lo que fui anotando y otras fotos.

Desde hace años me había llamado la atención de que en Xela hay varias «instituciones» que tienen el nombre de «Labor».

Hasta que Roberto -el presidente de Fundap- mencionó el significado había estado yo en una ignorancia culpable, porque creo que hubiera podido preguntar antes por el significado de la palabra Labor.

Pues Labor era el nombre de una finca dedicada al trigo. Así de simple.

Así que cuando Fundap recibió en donativo el terreno de once hectáreas, le dejaron el nombre original de Labor El Refugio.

Cerca de Xela, aunque alejada del casco histórico, es un lugar que ha sido embellecido con los edificios diseñados por Jorge, el ingeniero Gerente General de la Fundación, quien no oculta su afición a la arquitectura.

Y «honestamente» lo hace bien.

De las once hectáreas, tienen ocho destinadas a bosques, que han ido resembrando.

Los edificios tienen aulas o laboratorios (costura, enfermería, cocina, repostería, etc.)

También tienen habitaciones para que los asistentes puedan quedarse en la Labor El Refugio la semana presencial.

Procuran que los beneficiarios estén en la Labor una semana y una semana en casa (o dos y dos…). Pero bueno, la idea es que no pasen mucho tiempo fuera de casa sin trabajar y al mismo tiempo, puedan aplicar los conceptos vistos en sus cursos.

PS 2. Datos de Eunice

Eunice. Es toda una institución en Fundap.

Es la gerente de la parte de educación y salud.

Además de los datos transcritos arriba, soltó otros datos.

La mayor parte de beneficiarios tienen entre 16 y 35 años. Ahora tienen a 100 no oyentes o con dificultades motoras. Tienen cursos que pueden durar entre 200 y 900 horas.

Están escalando a una Academia Superior.

Con los paisanos retornados de EEUU han logrado formarlos y darles competencias para que puedan volver al mercado laboral en Guatemala.

Ahorita están teniendo cursos nuevos como: reparación de celulares, de electrodomésticos, máquinas de coser.

El 72% de los beneficiarios empiezan a generar recursos por lo menos 6 meses después de terminar su capacitación. Este dato puede parecer bajo, pero hay que tomar en cuenta que la mayoría de ellos no generaban recursos antes.

La mayoría de los beneficiarios termina auto empleándose, con salarios superiores al mínimo legal en el país.

Tienen casos de antiguos beneficiarios que contratan a nuevos beneficiarios y dan donativos para becas.

También tratan de que puedan escalar en su formación. Por ejemplo, decía, que un cocinero pueda luego ser chef y luego estudiar en la Universidad y ser Ingeniero de Alimentos.

Una chica nos lo dijo, que Fundap les ha abierto una ventana de las posibilidades que hay en el mercado.

Gracias Eunice por sus atenciones.

Fotos

Otra vista del nuevo edificio y del lugar donde fue la ceremonia de inaguración
Doña Sol cortando la cinta. ¿Adivinen quién es la de rojo que está abajo? Eunice
Don Jacobo cortando la cinta
Roberto, Presidente de Fundap, cortando la cinta
Unas señoras diseñadoras de modas formadas por Fundap
Una máquina bordadora de uno de los talleres