«El inodoro es lo que vende»


Desde hace algunos años apoyo en la Junta Directiva de una fundación en Guatemala. Lamentablemente no he podido participar tan a fondo como me hubiera gustado. La razón principal de mi ausencia en las juntas en los últimos años ha sido siempre por coincidencia de las mismas con viajes a México de mi parte.  La fundación es pequeña y tiene pocas reuniones al año, por no decir, que tiene una reunión al año.

Este año, sí he tenido oportunidad de asistir a la reunión.  Me dio gusto volver a ver a los miembros de la junta directiva que tenía algunos años de no verlos.

Para mí ha sido un honor trabajar con esta fundación. Su creador, era un gran hombre, de raza judía, quien llegó joven a Guatemala con prácticamente la ropa que llevaba puesta. Con trabajo esforzado, durante años, construyó una serie de negocios. Don Samuel Camhi nunca olvidó los años difíciles en su vida, y apoyó diversas iniciativas sociales. Es una forma maravillosa de dar: ayudar a los demás 

Sus tres hijos han seguido trabajando con la fundación, apoyándose en diversas personas, algunos con el  mismo origen judío, y otros que no tenemos ese mismo origen. Es bien interesante este intercambio de culturas y costumbres. De cualquier manera, es más fácil aprender de ellos que ellos de nosotros, ya que el ambiente en que se mueven es eminentemente cristiano.

Pero en fin, no me interesaba hacer una disquisición de las relaciones judeo cristianas en la fundación en Guatemala, sino hablar de lo que admiré en esta junta.

La fundación es pequeña, como viene dicho, y se ha dedicado principalmente a apoyar actividades educativas en zonas pobres del país, tanto en la capital como en el interior. A lo largo de los años ha apoyado con la construcción de escuelas, o con la compra de terrenos comunales para las mismas, principalmente en el interior del país.



Hace relativamente pocos años, debido al encarecimiento de la tierra, y a los limitados recursos de la fundación, hubo un cambio en la actividad de la misma. Se empezó a apoyar a escuelas preprimarias en zonas rurales, no en la compra de tierra, sino más bien en la educación de esos pequeños niños. Ya llevan -llevamos- seis años de apoyo, a través de otra fundación que tiene la capacidad de hacer llegar estos recursos a las comunidades.

El Presidente de la fundación nos decía en la reunión de estos días, más o menos la siguiente frase: «Guatemala tiene muchísimos problemas; donde se voltee a ver, uno encuentra un problema«. Y así es. Y la Fundación Camhi se planteó ayudar a resolver el problema de la niñez de la zona rural, predominantemente indígena.

Han sido seis años de apoyo hasta ahora. Los resultados fueron «decepcionantes«, usando las palabras del Presidente… o por lo menos, fueron decepcionante los primeros años. Costó, pero «ahora soy un converso a este tipo de apoyo» nos terminó diciendo el Presidente. Los resultados han sido maravillosos, superando lo que se esperaba, consiguiendo incluso cosas que no se habían planeado.



Atender a los niños de preescolares ha tenido una maravillosa gratificación. Se han hecho cosas «básicas» y ha redituado enormemente. Pongo algunas cosas que se han hecho, y lo que se ha logrado.

1. Se ha procurado sensibilizar a las madres que tienen que darle mucha atención a sus hijos de preescolares. Es interesante como, a nivel rural e indígena, los niños no son animados a jugar, sino que sencillamente se les deja en un rincón «haciendo nada»; ahora las mamás hablan con los niños, juegan con ellos (cosas verdaderamente insólitas), les dejan jugar «como niños que son»… y ha llegado el maravilloso caso de que los papás mismos se ponen a jugar con sus hijos (cosa que según he conocido, no es nada frecuente). También cantar, pintar, bailar, son cosas nuevas en la casa, que además llena de alegría a la misma. Los resultados han sido también muy positivos. Los maestros de primaria dicen que los niños que han recibido estimulación temprana llegan con habilidades motrices superiores a los niños que no la han recibido; son niños más despiertos; ponen más atención en clase, etc…



2. Ayuda a las mamás para mejorar en la alimentación de los hijos. Nos contaba el Presidente de un caso en el que la mamá es vendedora de verdura, y que la verdura sobrante la tiraba, y luego le daba de comer a los hijos algunas cosas tipo papas fritas en bolsa, y cosas de esa jaez. El nivel de desnutrición es fuerte en Guatemala, y la fundación ha ayudado para superar esto. Al final, en el adendum 1 de este post pongo algunas estadísticas de lo que en 2014 se hizo en este ámbito.



3. En salud ha sido increíble lo que se ha hecho. Y prácticamente sólo ha sido un inodoro. El Presidente de la fundación nos comentó que todo se puede resumir en una frase: «el inodoro es lo que vende«. (Le puse así el título a este post; si no aparece así ese título, es que mis asesores me lo prohibieron… pero si aparece, es que les gustó también… )


 (Repito la foto)


En un momento determinado se enteraron que los niños pequeños eran molestados por los grandes (las niñas lo mismo) cuando iban al baño (lo que ahora llaman bulling). Así que se propusieron y consiguieron que las escuelas diseñaran unos baños para los niños, que consistirían en tres inodoros para niños y tres para niñas; además de un lavamanos para ellos.

Lo interesante es que los inodoros son inodoros para niños, pequeñitos… igual los lavamanos. El efecto ha sido inesperado. Ahora los niños no van al baño, van «a mi baño» (en posesivo, muy típico del guatemalteco). Se han independizado de alguien que los lleve al mismo, pues ya los pequeños pueden ir solos al baño. El ausentismo ha disminuido, porque los niños quieren ir a la escuela porque quieren ir «a mi baño» (pocos tienen baños en sus casas). Les encanta lavarse las manos en «mi lavamanitos»… Se acabaron las molestadas en los baños. Se disminuyeron notablemente las enfermedades infecciosas (no describo aquí cómo iban antes los niños pequeños al baño, pero la cosa es que se ensuciaban al llegar y no se lavaban las manos al terminar… consecuencia: diarrea casi permanente, desnutrición, poca capacidad de retención, y miles de consecuencias más).

Todo esto ha sido llevado por los niños a sus casas, y resulta que los niños mismos han ido «educando» a sus papás en cuestiones de higiene, y la salud en general en todas las comunidades ha mejorado.

Aquí el único problema que se ha encontrado es que los niños gastan mucha agua, porque les encanta lavarse las manos, y alargan el proceso lo más que puedan… la pasan felices haciéndolo.

4. También se han comprado para las escuelas (ahora han ayudado a un total de 14 escuelas distintas) unos ecofiltros para agua, cosa que también ha ayudado a que los niños están más sanitos.

5. Las mamás han empezado a ir más frecuentemente a la escuela a ayudar en la educación de los niños, a ayudarles, con cosas sencillas y baratas, a que desarrollen la motricidad fina, y a involucrarse en la educación de sus hijos y de sus compañeritos.



En fin, ha sido una gran ayuda. Los maestros y maestras están muy contentos; no dijéramos de los directores de las escuelas; los papás muy agradecidos y en la fundación se notaba la alegría por haber podido ayudar de esta manera, poniendo un granito de arena para ayudar a resolver los problemas de Guatemala.

Este breve post podría ser un anuncio publicitario. Y casi que lo es… si alguien quiere ayudar de alguna forma, me podría contactar para ver cómo canalizar la ayuda.

Adendum 1

Al fin de cuentas me gustan mucho las estadísticas y tratar de sacarle algo a las mismas. Recibí una documentación del control de niños con problemas de desnutrición. No venía la explicación de cómo se calculaba el % que aparecía en dos columnas de la tabla, y que generaba el tipo de desnutrición que padecía la niña o el niño: riesgo de desnutrición, desnutrición leve, moderada o severa. Más o menos, por lo que pude investigar en internet, el tipo de desnutrición viene en función de la relación que hay entre estatura y peso con la edad. 

Los datos estadísticos que tengo son de 105 niños, de los cuales 47 eran niñas y 58 niños. Son niños atendidos en 2014. Todos tenían desnutrición de leve a severa. La ayuda, por lo que entendí, era más bien una guía y sensibilización a la familia de los niños identificados con desnutrición.(Esperemos que algún día se pueda conseguir darles algún alimento nutritivo diario a estos niños, pero por de pronto no es posible). Hay tres seguimientos de control de peso, estatura y edad; entre el primero y tercero, transcurren seis meses.

La primera toma de datos nos muestra que hay 1 niño con desnutrición leve, 82 con moderada y 22 con severa. Seis meses después -sólo animando a la familia a que mejoren la alimentación y utilicen medidas de higiene-, ya tenemos 1 niño con riesgo (el nivel más bajo de desnutrición), 18 con desnutrición leve, 72 con moderado y sólo 14 con desnutrición severa. 

De los niños que terminaron con desnutrición severa, sólo hubo uno que pasó de desnutrición moderada a severa (fue al que le fue peor). Todos los demás ya tenían desnutrición severa; interesante es que de estos 14 que todavía estaban en desnutrición severa, había 5 que estaban en el límite superior entre la desnutrición severa y la moderada… La verdad es que da mucha alegría que estas criaturas pequeñas puedan recuperar su viveza y la alegría propia de la edad, sólo porque se ha conseguido una mejor alimentación y más higiene.

Creo que estos datos son aleccionadores.

Adendum 2

En la reunión mencionada anteriormente, una nieta de don Samuel Camhi, nos fue contando cosas que había hecho ella, en nombre de la fundación para ayudar a los niños de preprimaria. Como dice ella, «ayudar a los niños a jugar, que realmente no es jugar, sino aprender mientras juegan, y a desarrollar esa motricidad fina que tantas veces les hace falta«. 

Se ha dedicado, entre sus amigos, a conseguir revistas usadas. Cuando tiene ya varias cajas con revistas, avisa a la Fundación que hace la operación en las escuelas, y las entrega. Luego los niños empiezan a jugar con las revistas, recortan las hojas, las enrollan, hacen unas especies de collares, etc. A mí me sorprendió cómo algo tan sencillo podría ser útil para la educación de niños pequeños.(Se ve que no he tenido experiencia en esto… aunque tengo una hermana que dedicó muchos años a estas criaturitas, y me podrá decir algunas cuantas cosas sobre este tema).

También nos contó que hacen plastilina artesanal. Nos dijo que esa plastilina tiene mucha sal, así que los niños cuando se las dan por primera vez, tienen la tendencia de llevársela a la boca, pero como es tan salada, lo hacen por única vez y nunca más se atreven a repetir el experimento. Aquí no me pude aguantar, y le pregunté cómo se hace la plastilina artesanal, y me contestó que con: harina, agua, sal (mucha sal), y un cuarto ingrediente que ha quedado en el olvido en mi cabeza….

Esta plastilina guardada en botes cerrados, puede durar todo un año…y los niños pueden jugar con ella de maravilla.

Adendum 3

Como he comentado, tengo mis asesores, una especie de «lectores beta»… uno de ellos me puso lo siguiente, que transcribo literalmente…»Mi  jefe en mi primer trabajo veía bastantes temas de educación y escribía bastante del tema. En más de una ocasión le ayudé a hacer investigación sobre los programas de educación y recuerdo que los de early childhood education como el que usted menciona son de los que a largo plazo tienen mayor retorno por dólar invertido. Las estadísticas de las diferencias entre grupos que recibían estimulación temprana y los que no, recuerdo que eran muy marcadas en cuanto a notas en exámenes estandarizados. Que bueno que está apoyando en esa fundación.» Espero me perdone que lo haya citado…