Mar de fondo: un fenómeno recién conocido en «carne propia»

Me parece que mis papás me llevaron por primera vez al mar cuando tenía unos tres meses de edad. Gracias a la tecnología de la época, no hay registros fotográficos como los de mi sobrino de pocos meses que visitó por primera vez el mar este año. (Esta foto es la más antigua que tengo… me carga mi hermano mayor Rolando).

Así que desde ese lejano año de 1965 he visitado el mar con frecuencia; mi visita ha sido casi en exclusiva en el «mal nombrado» Océano Pacífico.


El Pacífico salvadoreño tiene unas playas lindas a su manera. Unas más bellas que otras, pero todas con su encanto. Las olas son casi siempre fuertes y la arena -entre gris y negro claro- es fina, aunque no tan fina y bella como la del caribe.


Pero el mar no tiene sólo el movimiento de las olas. Sino también el de las mareas. Cada día, debido a la atracción gravitacional de la luna, la mar sube y baja, a un ritmo de dos mareas altas y dos mareas bajas. En Miramar (así es el nombre de la playa a la que me referiré) cerca del Puerto de Acajutla en El Salvador, tengo un pequeño almanaque donde se indican las mareas en diversos lugares el país: se indica la hora de marea alta, así como la altura a la que llega dicha marea; lo mismo para la marea baja. Le he sacado fotocopia ampliada a color, y la he dejado en la puerta del refrigerador para que quien quiera pueda estar pendiente si está llenando o vaciando la marea.


También sucede en el mar otra cosa, de la que no tengo explicación clara, sino sólo una teoría propia, y prefiero no publicarla para que no se me note lo neófito en la materia. Y es esto: algunos meses del año el mar se aleja mucho de los terrenos donde están las casas, y en otros meses se acerca bastante. Así, los meses de diciembre, enero y febrero se tiene una playa larga, preciosa, muy plana. Otros meses es una playa corta y más quebrada. Pero siempre, todo dentro de lo  normal… Es como si fuera una estacionalidad.


El sábado 2 de mayo, aprovechando el puente del día 1, estábamos recreándonos en el Miramar, un par de hermanas, dos cuñados y un sobrino, además de otra persona que nos acompañaba. Habían llegado y se habían marchado unos visitantes, que no pudieron disfrutar del mar porque las olas estaban bastante más altas de lo habitual. De hecho, un tío nuestro había avisado que no nos fuéramos a meter al mar, pues habían anunciado un aumento del oleaje. La verdad que no hubo ninguna posibilidad de desobedecer al buen tío Carlos, porque a nadie se nos pasaba por la cabeza lanzarse al mar porque las olas estaban enloquecidas.

El día anterior las olas se comportaban como esas buenas amigas que te arrullan en la hamaca; ese día 2 las olas rompían de golpe, cayendo desde una altura de varios metros, provocando un ruido más fuerte y profundo del habitual. El estrépito era fuerte, como viene dicho, pero también me llamaba la atención como rebotaba el agua hacia arriba al momento de caer, provocando aun más desorden del habitual de una ola.


Había revisado por la mañana a qué hora era la marea alta. Si no me equivoco, decía que era a las 13:30 horas. Empecé a preocuparme cuando, cerca de las doce del medio día una ola llegó a la base del pequeño pero grueso muro que separa la playa del terreno familiar.  Frente a nuestro terreno se han plantado unos cuantos cocoteros y unos almendros; además se han puesto  un par de troncos con un pequeño techo de paja para pasar el rato debajo resguardados del so. De  hecho, una de mis hermanas ya había sacado hacia ese lugar algunas sillas que tiene destinado para ese fin. Poca semanas antes, durante la Semana Santa, habíamos disfrutado de una agradable tertulia a la sombra de esa zona.



(En esta foto se ve a mi cuñado durante los días de Semana Santa. Al fondo, y lejos, se puede observar el mar…)

El último día de abril llovió fuertemente en la zona, así que los ríos trasladaron al mar parte de la basura que acumulan las cuencas. La suciedad del mar era notoria, pues realmente había había desembocado en el mar un aluvión de basura:  residuos orgánicos como inorgánicos (principalmente plásticos).

Así que de repente, una hora y media antes del momento más alto de la marea, una ola atraviesa todo y llega, suavemente a cubrir la zona donde estaban las mesas y sillas. Rápidamente empezamos a meter todas las cosas al terreno para evitar que se mojaran más o se dañaran si repetía el fenómeno otra ola.


(Así quedó esta zona después de la primera ola. La espuma es suciedad.)

Después de guardar todo dentro, nos pusimos a defender las pequeñas puertas que están en el muro… excavamos en la arena y le echamos la arena a la puerta, e hicimos una especie de pequeño foso alrededor de la puerta. Al poco de acabar de hacer esto, apareció otra ola, un poco más fuerte, que fue detenida por el muro y por mi gran labor de excavación y de foso… el orgullo del resultado de mi obra era grande…


Al instante nos avisan de que una casa de unos primos, cercana a la nuestra, no había podido detener la ola, así que salimos para curiosear un poco. Ibamos caminando frente a a la casa contigua a la nuestra, cuando se dejó venir una ola más grande y más fuerte.


Estos vecinos, tenían la celebración de un almuerzo de su hija, quien cumplía ese día 15 años. La cumpleañera, precisamente, estaba filmando cuando apareció la ola que venía desde la derecha de nuestra casa para donde estaba yo detenido en ese momento… se puede ver el video en esta dirección: 

https://www.facebook.com/shares/view?id=1633436543537031 

(Selecciona el link y con botón derecho dar «ir hacia»)…

Los vecinos tuvieron que suspender su almuerzo… como habrás podido ver en el video anterior. 


En cuanto llegó esa ola, me di la vuelta y regresé a la casa (me veo en el video dándome la vuelta). Allí pude ver que el agua había sobrepasado el muro y entrado a nuestro terreno. 


Así empezó una llegada de olas rapidísimas y fuertes contra el muro. Por supuesto, mi genial trabajo de excavación y mi foso pasaron rápidamente a mejor vida con la segunda ola fuerte.


Cada ola Llegaba directamente al muro y a gran velocidad golpeaba sobre este. El agua salía rebotada para atrás, pero también una parte del agua traspasaba el muro quedando dentro del terreno, y empezando a llenar la piscina (alberca).

Tratamos de evacuar el agua hacia el jardín, pero el guardián nos dijo que se iba a secar la grama al echarle agua salada. Así que se nos ocurrió abrir la puerta de entrada (aquella famosa donde había hecho el foso) y empezar a sacar el agua por allí con escobas.


Y llegó la siguiente ola. Que golpeó todavía más fuerte. La puerta de madera, formada por tres tablas, no aguantó, y la tabla central salió volando y empezó a entrar agua por allí. Ya la incapacidad de hacer algo era cada vez manifiesta.


Así pasamos varios minutos. Llegaba una ola, entraba el agua, abríamos la puerta (la media puerta) y sacábamos el agua, y llegaba otra ola y volvía a entrar… Logramos clavar la tabla, pero el agua ya estaba dentro, la piscina hasta el tope de agua y mucha arena.


Gracias a Dios nunca hubo sensación de peligro. A otras personas sí les afectó mucho, destruyendo sus casas y llevándose cosas. Gracias a Dios no hubo pérdidas de vidas humanas, porque no era un fenómeno tipo Tsunami, que el peligro estriba principalmente en la retirada del agua (si has quedado vivo de la entrada).


A los vecinos, que no tenían muro, les entró el agua como Pedro por su casa… y les destruyó mucho. De hecho, en la foto siguiente se ve cómo no tiene puerta, porque el agua se la llevó a la primera ola.


En un momento determinado, un pescador que nos ayudaba me dijo que no convenía sacar el agua del terreno, porque por el lugar en que sale, luego entra. Efectivamente, al salir el agua iba haciendo un caminito, por el que más fácilmente entraba el agua. Así que dejamos de sacar el agua y a tener paciencia.

No sé cuánto tiempo habrá sido esto, ni cuántas olas habrán llegado, pues perdí ambas nociones. Pero terminó la marea alta y empezó a disminuir el oleaje.


Pero como colofón de este oleaje extraordinario, tuvimos la ola más fuerte. No la pude ver en vivo, pues estaba tomando una ducha. Pero sí vi las consecuencias, de agua corriendo más lejos que todas las anteriores…


(Así terminó la piscina después de cuatro mareas altas)


Como se dice en Castilla, todo «tomamos la de Villadiego» (algún día espero aclarar el origen de esta frase, o la puedes buscar en Internet). Y cada quien se fue y abandonamos la casa, dejándola en las manos de Dios, pues tampoco podíamos hacer nada.

Por la noche, durante la siguiente marea alta volvió a meterse la marea un poco. Al día siguiente, gracias al afán de logro de una de mis hermanas, se lograron poner varios sacos con arena y/o grava sobre el muro. Lo «maravilloso» del funcionamiento de estos sacos fue que pasaron a formar parte de la piscina a la primera ola fuerte que les pegó en la marea alta del domingo.



En fin, el martes estaban trabajando para limpiar todo, vaciando la piscina con bomba achicadora. En algunas partes de la piscina llegó a haber 70 cms de arena…


(Parte de los 70 cms de arena)


(Mi hermano achicando el agua y limpiando la piscina)




(Resultado del trabajo de limpieza)



Esta semana volvió a haber una nueva «mar de fondo» como se llama este fenómeno. Unido a que en estos días hubo lo que se llama «marea viva» provocada por el perigeo mensual de la Luna. En esta ocasión, nos habíamos preparado subiendo un poco más el muro y eliminando las puertas… Y hubo éxito, pues no llegó a  entrar el agua.



Aquí se puede ver un link con la explicación de este fenómeno que nos tocó vivir en carne propia a algunos. http://es.wikipedia.org/wiki/Mar_de_fondo 

También puedes ver este otro link interesante al respecto.  http://es.wikipedia.org/wiki/Escala_Douglas 

PS. Tengo que agradecer a mi buen amigo y exalumno, Andrés Contenti por ser mi asesor de imagen para este blog. He recibido y seguiré recibiendo, buenos consejos sobre estos artículos, empezando por el anterior. Además de buen asesor de imagen, es más que un excelente fotógrafo, y un par de veces ha podido conocer Miramar, donde se ha deleitado  y nos ha deleitado tomando fotos maravillosas, de las cuales ahora adjunto unos cuantos ejemplos para gozo de todos…

(Esta es una época normal con una exposición de larga duración)


(Estas dos fotos son para que se vea el largo de la playa y lo gordo que estaba el año pasado)




(Esta última es una panorámica de la piscina. En la parte inferior central se puede ver la famosa puertecita donde hice mi foso fracasado).