La gran final Madrileña de Lisboa


Mañana por la tarde-noche, en Lisboa se celebra por primera vez una final de la Champions League entre dos equipos de la misma ciudad: el inefable Real Madrid contra el ejemplo de esfuerzo y tenacidad de este año, el Atlético de Madrid.

Así que será una final inédita.

Gane quien gane, espero que sea un partido de mucha enjundia, como lo espero que sea. (Entiendo enjundia como de mucha fuerza, en la tercera acepción de la palabra).

No soy analista de fútbol ni mucho menos, pero me gusta mucho, y en sus épocas lo practiqué con regularidad. Respeto a ambos equipos, quienes son de admirar. 

El Real va en busca de los dos dígitos: su 10o título en estas lides; suerte a los madridistas. Han invertido muchísimo tiempo y dinero para conseguir este trofeo y darán todo.

El Atlético va tras la primera, luego de que hace 40 años perdieron la oportunidad al dejarse empatar en el último minuto por un equipo alemán…

Ambos entrenadores son sumamente capaces. Ancelotti es la única persona que ha ganado dos de estos trofeos como jugador y dos como entrenador, es decir, tiene lo suyo.

Al Cholo Simeone lo vi jugar más que a Ancelotti. Era de esos tipos rudos y técnicos, pero más tirando a rudo. Que no quiere decir ser mal intencionado, sino de aquellos que le ponen ganas -le echan ganas- mientras tenga vida. Sólo basta verlo como goza y sufre en la zona técnica durante los partidos de su equipo colchonero.

El Madrid tiene un equipo de película. Una vez resueltos los problemas de vestuario provocados por el entrenado anterior -a quien no nombro a propósito- Ancelotti ha sacado lo mejor de este equipo. Tiene un contragolpe mortal; sin duda tienen también posibilidad de llevar un partido sin contragolpe, sino acariciando la pelota como los grandes de todos los tiempo.

El Atlético no es tan delicado para tocar el balón, pero no cejan nunca. Marcan como ellos solos. De repente de rompen las líneas y te meten un gol, y luego no hay quien pueda recuperarse. Son mortales… 

Tengo un buen amigo -colega de estadística- que estará apoyando al Atlético en Lisboa con su papá y hermanos…

Hoy oí una anécdota muy simpática, que viene al caso. Dicen que iba un señor manejando un camión, totalmente vestido de colchonero: camiseta de rojo y blanco, bufanda  y gorro de lana con los colores del Atléti. Detrás de él iba su hijo pequeño igualmente embozado con todo lo posible para apoyar a su equipo: hasta las mejillas llevaba pintarrajeadas de rojo y blanco. El hijo le pregunta al papá: ¿pa, por qué vamos por el atlético? A lo que el papá, levantando los hombros, le contesta: «pos no sé».

En estos temas no hay una respuesta clara y contundente para aquellos que no tienen algo que los una a ese equipo como lugar de nacimiento o algo más. 

Tengo unos sobrinos que un día le preguntaron a su papá -mi cuñado- que con qué equipo de fútbol de la liga española iban ellos. Mi cuñado Mario, estudioso como es, estudió el tema, y decidió que ellos iban a ir con determinado equipo. Es el único caso que conozco -debe haber varios más de estos- de algunos que deciden ir por un equipo «racionalmente». Quizá los demás vamos con algún equipo por que nos gusta; así de simple.

Felicito a los seguidores de ambos equipos por haber llegado a la final. 

Suerte mañana para ambos.