Hanns y Rudolf

Hace unos días terminé de leer este interesante y duro libro escrito por el inglés Thomas Harding, sobrino nieto de uno de los protagonistas, Hanns Alexander. Junto con Hanns, el otro protangonista fue Rudolf Höss.



Thomas Harding se enteró de algunas cosas de la vida de su tío abuelo hasta cuando asistió a su entierro en 2006. A partir de ese momento decidió investigar para publicar el libro que leí.

El libro está estructurado como con vidas paralelas. Un capítulo está dedicado a la vida de Hanns y el siguiente a la vida de Rudolf.

Hanns, y su hermano gemelo, eran los hijos menores de un médico judío de gran prestigio en Berlín. La familia Alexander vivían una vida acomodada hasta la llegada de los nazis al poder. Después de muchas vicisitudes, toda la familia logra emigrar a Inglaterra un poco antes del estallido de la segunda guerra e instantes antes del recrudecimiento de la persecusión nazi a los judios en Alemania.

Por su parte, Rudolf -unos años mayor que Hanns- se convertirá en el constructor y primer director del famosísimo campo de concentración de Aushwitz, en Polonia.

El autor va desgranando su investigación poco a poco. Höss (que no ha de confundirse con Rudolf Hess) termina siendo el «inventor» del método de desaparición rápida y efectiva de muchos de los que llegaban al campo de concentración. Según los cálculos hechos por el mismo Rudolf, en esas cámaras murieron dos millones y medio de personas y otro medio millón murió en el campo de concentración por alguna otra razón (principalmente enfermedades y desnutrición).

El libro está muy bien escrito, bien traducido y muy bien editado (por lo menos en su versión digital, que fue la que leí). Me dio la impresión de que el autor no se involucra tanto sentimentalmente, cosa que hubiese sido por demás lógica. En su investigación localiza a los descendientes de Höss, entre los cuales uno de ellos le ayudó en su trabajo.

Por diversas vicisitudes, Hanns -siendo soldado del Rey de Inglaterra- termina encontrando y apresando a Rudolf al finalizar la guerra. Éste, fue el primer nazi que dio  declaraciones en contra de presos en los juicios de Nuremberg; de hecho, su testimonio fue la clave para inculpar a 40 prisioneros en el primer juicio llevado a cabo en dicha ciudad.

Al mismo Rudolf le juzgan y condenan en Polonia poco tiempo después.

Durante la lectura del libro hubo varias cosas que me llamaron la atención. Algunas de ellas ya las conocía y otras no. Por ejemplo, el odio tan gran de los nazis hacia los judíos, gitanos, negros, cristianos coherentes de diversas denominaciones, etc. El poder hipnótico de Hitler así como de algunos de sus más cercanos colaboradores por sobre sus subordinados: es impresionante cómo nunca se cuestionaba algunas de las órdenes. La dicotomía, incoherencia, esquizofrenia, o como se le quiera llamar, de Rudolf, para dirigir una «fábrica» de genocidio, y por la noche ser un papá cariñoso con sus 5 hijos. Vivir al lado de un campo de concentración y tener una casa acogedora, con unos 7 u 8 sirvientes (por supuesto, prisioneros del campo) y con la posibilidad de tener conciertos de música clásica con frecuencia -con músicos prisioneros-. Las estrategemas de muchos prisioneros para salvar la vida en Auschwitz. Y algunas otras cosas más.

Al leer el libro se me venían a la cabeza a mis alumnos -y muchos de ellos, amigos- judíos. Por la naturaleza y origen del libro, el autor se centra más en la persecución hacia este pueblo. El desgarre de la sociedad judía en Berlín la veo como el potro de la antigüedad: ponerte una soga el cuello y con un palo atravesado empezar a apretar, y apretar, y apretar, hasta que te destrozan el cuello y te llevan a la muerte. Al final de la guerra no había un judío vivo en Berlín.

A pesar de la fácil lectura del libro, el contenido puede provocar nauseas. No es muy descriptivo, pero uno no puede permanecer indiferente al leer con qué facilidad hacían cosas totalmente antinaturales. La única explicación que doy a esto es debido a la presencia del maligno en la ideología y en las personas nazis. 

Considero un libro de lectura obligatoria para mis amigos judíos: conocer esta investigación es fundamental. Para los no judíos, considero que habrá algunos a los que les gustará el libro, a pesar de que el contenido no es de fácil digestión. 

Nos veremos pronto.