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Cuando salga este post, ya estará este blog con 200,000 visitas desde su fundación ya hace algunos cuantos años.

En primer lugar, agradecimiento a mis benévolos lectores. «Es de bien nacidos ser agradecidos», dice el dicho. Así que agradecer.

En segundo lugar, pedir perdón porque he estado escaso de inspiración y por lo tanto de escritura. 

Así que ahora aprovecho que hace unos días tuve oportunidad de asistir a una plática de un personaje importante en la que nos dio algunos tips, que quizá puedan ser útiles a algunos de mis lectores.

1. Referido a algunas situaciones que se presentan, decía que algunas personas le habían comentado una frase más o menos así: Que triste haber sido alegre. Son personas que se arrepienten de haber tenido una alegría efímera, que al final terminó en tristeza.

2. Como pasa con frecuencia en nuestros países latinoamericanos, tendemos a ser «sentidos». El sentido se siente por alguna ofensa, alguien que te hiere, voluntaria o involuntariamente. Así que nos daba este consejo: Nadie puede herirte sin tu consentimiento. Así que si algún día alguien nos ofende, la única forma de sentirnos será porque nosotros queremos sentirnos. Lo divertido, es que nos quedamos sentidos, dolidos, enfadados, enojados, tristes, hasta con ánimo de venganza, pensando que ese sentimiento que tenemos nosotros, le hará daño a quien nos ha provocado ese sentimiento. Y quizá la otra persona ni se dio cuenta de lo que pasó…

3. Y la conclusión de lo último lo expresaba en una frase también muy clara: El resentimiento es un veneno que me tomo yo, esperando que le haga daño al otro.  Así que lo clave es sacar ese veneno, hablando, aclarando, perdonando. El resentimiento es un sentimiento «rumiado»…

4. Y también nos daba el consejo siguiente para quitar el sentimiento y el resentimiento. Exigía una virtud clave, que es la fortaleza. La persona fuerte expulsa como a un cuerpo extraño el agravio de su conciencia.

5. El último consejo que le apunté (fue una plática de más de una hora) fue una frase paradójica que quizá puede ser interesante pensar mucho: Amar sin mesura la mesura.

Bueno, hasta aquí dejo los consejos de mi amigo conferencista o conferenciante.

Tengo otros apuntes de otra clase posterior que recibí. Que espero transcribir pronto por aquí.

Así que aquí los dejo, y 200,000 gracias.