Uruguay (I)

(Esta foto es un faro de Punta del Este)
Hace pocos días tuve oportunidad de visitar Montevideo. Pasé unos cuantos días en esa ciudad, incluyendo un fin de semana, que logré visitar el famosísimo balneario de Punta del Este.  En los 5 días que tuve oportunidad de pasar en Uruguay tuve oportunidad de conversar con muchas personas, y escuchar muchas cosas sobre el país, sobre su gente, sus vecinos, sobre los problemas de este “pequeño” país del Sur de las Américas. Muchas de estas conversaciones fueron con personas que se mueven en el ámbito académico –profesores o alumnos-.
Pero antes de contar algunas cosas que oí en Uruguay, me gustaría comentar mi impresión del país y de su gente; como decía un amigo, hay que ver “el paisaje y el paisanaje”. Había tenido de estar una semana hace 13 años en este país,  y la impresión que me ha quedado ha sido la misma: a pesar de ser el segundo país más pequeño de Suramérica (sólo es más pequeña Surinam; la Guyana Francesa es más pequeña también pero no es país independiente), es un gran país, principalmente por su gente. Como todos los países, tiene dificultades y problemas, pero también mucho presente y futuro. Su gente, muy educada y trabajadora, que se da a los demás. Te atienden bien, son muy amables, agradables de trato; un poco más fríos que los “latinos del norte” (léase México y Centroamérica), pero no llegan a ser tan fríos como algunos otros “latinos del sur”. Un país poco poblado (muy poco poblado: sólo 19 habitantes por km cuadrado; México tiene 58 h/km2 y Guatemala 134 h/km2  y El Salvador casi 300 h/km2 como referencia), cuya población actual desciende –principalmente, según me comentaron varias personas- de inmigraciones relativamente recientes; una pequeña población que afecta “ex radice” cualquier negocio que se pueda montar en el país, debido al tan pequeño mercado propio. El nivel de crecimiento poblacional de Uruguay es bajísimo (el último dato que conseguí fue de un crecimiento de 0.227% anual); y uno, sarcásticamente me comentaba: “como somos tantos, hemos promulgado la ley del aborto” (éste amigo –abogado- está luchando porque se dé marcha atrás en esta ingrata ley).
Todo el país tiene 3.37 millones de habitantes. Hay varias ciudades grandes, pero ninguna como Montevideo. Por cierto, es simpático el origen del nombre de la capital. Uruguay es un país muy plano; el punto más alto es apenas un cerro de unos cuantos metros (unos 300 mts por lo que escuché). Cuando se recorre el Río de la Plata, hay varios monetes. Y les pusieron nombre, contándolos de uno en uno desde el este hasta el oeste. Así que de repente apareció el “Monte sexto de este a oeste”, que resumido sería “Monte-VI-DEO”, y así surgió Montevideo. Esta es la historia que oí, que no quiera decir que sea cierta… pero es muy simpática. Eso sí, ha tenido raigambre en algunas personas, pues conocí al director de un colegio que se llama así: “Monte Sexto”.
Hubo algunas otras cosas que me llamaron la atención del Uruguay. Cosas simpáticas, y no muy trascendentales, que suceden también en otros países. Como por ejemplo, las rivalidades deportivas, especialmente en el fútbol. Por ejemplo, en México, hay una gran rivalidad entre el América y las Chivas, y entre sus seguidores; en Monterrey, entre los Rayados y los Tigres; en Guatemala entre los Rojos y los Cremas; en El Salvador entre el FAS y el Águila. Pues en Uruguay, es entre el Nacional y el Peñarol. Pero quizá la diferencia es que casi todos siguen el futbol, (el “fúbo” como se les escucha a ellos); me sorprendió de una mesera que nos atendió en un restaurante, que nos dijo con qué equipo iba ella (era del Peñarol, y mis acompañantes a ese almuerzo eran del Nacional). Hace 13 años tuve la oportunidad de pasar frente a un monumento único del fútbol: el majestuoso Estadio Centenario, sede del primer Campeonato Mundial de Fútbol, donde el país sede se coronó por primera vez Campeón del Mundo. Esta vez también volví a pasar frente al Centenario, y también tuve la oportunidad de “escuchar” a los hinchas cantando y gritando durante 120 minutos por un partido de la Copa Libertadores (ahora creo que se llama Copa Bridgeston). Simpático fue descubrir que la señal de la TV estaba como 4 ó 5 segundos retrasados, porque el gol del Nacional sonó primero en toda la ciudad y a los segundos hubo otra segunda oleada de ruido, porque en ese momento se metió el gol en la TV. Los que saben de Futbol conocen que la escuadra Charrúa (o la Celeste) siempre se ha caracterizado por ser “un poco ruda” con el adversario; los uruguayos hacen chiste sobre eso: lo saben, no lo justifican, pero conviven con eso. Ahora están muy preocupados porque después de hacer un gran papel en el anterior Mundial de futbol, en la actual clasificación están en una posición que les deja fuera del Mundial de Brasil (Personalmente no me gustaría que fueran a ese Mundial, porque Uruguay jugando en Brasil siempre tiene la posibilidad de hacer un gran papel, y no me gustaría vivir otro Maracanazo –si es que Brasil logra hacer algo-).
En fin, estas primeras observaciones sobre el Uruguay han salido desordenadas. Y por supuesto que incompletas y subjetivas. Pero no quería seguir pasando más tiempo sin publicar algo en este blog. De hecho, gracias a ese viaje dejé de publicar cosas, porque me tocó estudiar mucho. Pero ahora vuelvo a estar “libre” para escribir algo más frecuentemente, así que pronto volveré a escribir una segunda parte con más cosas de esos días que pasé en Uruguay.