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No existe historia del futuro

“No existe historia del futuro”. Así me dijo en el aula un participante hace pocos días.

Realmente este buen amigo no llegó a terminar la frase, porque se dio cuenta de que no tenía sentido. Pero la “maldad” propia de un profesor que usa el método del caso, completó.

Después de reírnos un rato le comenté que era una frase muy buena para un post. Así que ahora la estoy usando.

Si a esto se une que ayer un colega me preguntó que cada cuánto escribía posts, pues me animé a escribir.

Ya hace algún tiempo puse aquí que para escribir un post siempre tengo dos ideas o dos cosas que contar… y hoy apareció esta maravillosa frase de que “no existe historia del futuro”.

Hace unos años un colega del IPADE publicó un libro que tenía un nombre que a mí me pareció divertido: “Futuro: adivinarlo o forjarnoslo”.

La idea que transmitía el título del libro era principalmente que las personas o las empresas no deben tratar de adivinar que viene en el futuro.

Entre la cantidad ingente de clases que me ha tocado dar en este ciclo que ha empezado en agosto, he tenido que preparar unas tres más relacionadas con datos.

Analítica de datos

Para estas conté con el apoyo invaluable, de mi querido amigo Rafa. Y Rafa me presentó una filmina de los tipos distintos de “analítica” de datos.

Estos tipos distintos de “analítica” de alguna manera van encadenados y van resolviendo situaciones particulares y agregando valor a la información que todas las empresas tienen o pueden obtener.

Son cuatro tipos distintos de “analítica”, dos que van en retrospectiva (Analítica descriptiva y analítica de diagnóstico) y dos que van en previsión (Analítica predictiva y Analítica prescriptiva).

A medida que vas hacia el futuro, te van agregando más valor, te sirven más y mejor.

La analítica descriptiva te dice qué pasó, lo que ocurrió en el pasado.

Cuando hablamos de la analítica de diagnóstico, descubrimos que ésta añade un poco más de valor al responder por qué pasó lo que pasó.

La tercera, la analítica predictiva trata de pronosticar lo que ocurrirá en el futuro (aquí entra el título del libro: adivinarlo…). Quizá es lo más cercano a un adivinar el futuro.

Por último, la analítica prescriptiva trata de responder a cómo podemos hacer que ocurra lo que ocurrirá. Aquí es “forjárnoslo el futuro” del título del libro mencionado.

Es sumamente interesante la cantidad de herramientas que se tienen actualmente para analizar datos y darte esa cuádruple visión de los mismos: hacia atrás y hacia adelante… casi poder decir que “sí existe historia del futuro”.

De lo cuanti a lo cualitativo

Además de estas sesiones más cuantitativas, donde platicamos bastante de algoritmos y software de manejo o presentación de datos, he tenido que dar algunas donde siempre los participantes te hacen profundizar más en cosas que ya pensabas que habías profundizado suficiente.

Así pasa además con todo lo relacionado a la antropología de la toma de decisiones, que siempre es complicada y tiene facetas que descubres, y matices que empiezas a tomar en cuenta.

Da una satisfacción intelectual descubrir detalles, matices, pequeñas aristas o, incluso, cosas de fondo que no habías captado adecuadamente.

Prudencia

También he logrado estudiar un breve pero enjundioso documento sobre la virtud de la prudencia.

Y como siempre, se logra aprender de los demás maravillosamente. Por ejemplo, jamás había asociado a Prometeo con la Prudencia. Prometeo es “previsión” o “prospección”, y es el que piensa previamente (propio de la virtud de la prudencia).

De hecho, la etimología de la palabra prudencia viene por allí: pro-videre (ver delante, prever); pro-visio (previsión y provisión); pro-videntia (cuidado, cautela, previsión y provisión).

“De este último sustantivo (pro-videntia) se contrae la forma prudentia, que en el lenguaje de los juristas romanos (especialmente de mi buen amigo Cicero, el buen Cicerón), pasa a significar inteligencia práctica, ingenio, conocimiento”.

“Desde entonces, la prudencia alude a la previsión racional, resultado de la inferencia o deducción que se basa en la noticia del pasado, en el saber recibido de los ‘prudentes’ y en el conocimiento de las circunstancias del presente; pero no se queda en el conocimiento, pues debe llevar a elegir y a imperar la acción”

(Estos dos párrafos son textuales del artículo de Alberto Cárdenas, titulado “La prudencia política en Tomás de Aquino”; también algunas de las ideas de todo este post están basadas en el documento de referencia).

La prudencia en el DiDeMa

En la acción directiva (Diagnóstico-Decisión-Mando) la prudencia camina a sus anchas. Es la virtud que ayuda a determinar lo propio de la situación singular y única en la que nos encontramos en cada momento (algunas veces en situaciones más complejas y en otras en situaciones más simples); pero siempre es una situación exclusiva.

Por eso, el ser humano, que tiene una grandeza sustancial ya que ipse est sibi providens: es señor de sí mismo, y por lo tanto puede proveerse por sí y proyectar su propio destino.

La acción directiva, la prudencia directiva, nos lleva precisamente a proponernos metas y caminos para llegar a la meta; o por lo menos, a escoger esos caminos para alcanzar la meta, es buscar y elegir y seguir hacia nuestro propio destino.

“El ser humano tiene en sus manos su propio destino”, en frase del Magno Juan Pablo.

La prudencia nos da una autonomía única a la hora de la realización de uno mismo.

Sancho el «prudente»

Siempre que leo o pienso en esto me recuerda aquella maravillosa escena cuando Sancho Panza dicta justicia en la ínsula de Barataria.

Manda el gobernador Panza a un sentenciado a dormir en la cárcel. El sentenciado le dice que él no puede mandarle eso. Sancho insiste y el condenado replica nuevamente. Hasta que éste último le indica: usted me puede mandar a pasar la noche en la cárcel, pero no me puede mandar a dormir en la cárcel.

Eso, muchísimo más es la gran autonomía que tenemos en la determinación de nuestro destino, de nuestro futuro. Por eso no existe historia del futuro.

De cada uno depende lo que podemos llegar a ser.

Nos corresponde inventarnos, en el sentido de buscarnos, encontrarnos, identificarnos y recrearnos (volvernos a crear).

Y con esta última frase, cito a Gabriel García Márquez que decía: “Los seres humanos no nacen para siempre el día en que sus madres los alumbran, sino que la vida los obliga a parirse a sí mismos una y otra vez”.

(No podemos olvidar que siempre tendremos que “parirnos” en función de nuestra naturaleza humana… tema que daría para largas pláticas).

Creo que ya salió largo esto, así que lo dejo aquí. Hay para más y confío en que la inspiración vuelva a venir para escribir la segunda parte.