Leer con gusto

Hace  más de 10 años me topé con un ex alumno, y además, amigo, Gonzalo. Ambos estábamos de visita en Monterrey, por razones de trabajo.

De hecho, ese encuentro generó uno de los primeros post y probablemente el post con el nombre más espantoso de todos los que he puesto en estos 9 años.

Además, dándole una rápida lectura a ese post, es uno de los que más he divagado de arriba para abajo… ni modo… creo que algo he mejorado al escribir, aunque sigo divagando.

Regreso al encuentro:

Mientras platicábamos me llamó la atención el libro que llevaba bajo el brazo, sobre romanos, grueso, escrito por un español.

Me dijo Gonzalo, algo así: “este es el mejor libro que he leído en la vida”.

Tomé los datos del libro y caí en las garras de Santiago Posteguillo, el autor de el libro que me enseñó Gonzalo que se llama “Africanus, el hijo del cónsul”.

Posteguillo, profesor de historia en la Universidad Jaume I de Castellón, lleva ya escritas dos trilogías de romanos, una sobre Publio Cornelio Escipión el africano; otra sobre el emperador Trajano; un par de libros sobre Julia Domna, la esposa del emperador Septimio Severo, además de otros libros que recogen algunos artículos que publica en un periódico.

Recientemente ha publicado el primer libro que dedicará a Julio César. Por lo que he leído, será su opera magna, la obra que ha ido preparando a lo largo de su vida.

Además de ser un gran investigador, Posteguillo escribe como si fuera un guion de serie de televisión de calidad. Te lleva de un lado a otro, regresa, vuelve, adelanta, recoge historias de capítulos anteriores… te lleva, como decía el gran Cervantes de la ceca a la meca y la de la zoca a la colodra (aunque no lo cito textualmente).

Cuando salió publicado el primer libro de Julia, titulado “Yo, Julia”, lo compré digital y lo leí.

No me capturó, aunque lo terminé.

Así que cuando salió la segunda parte “Y Julia retó a los dioses” solo lo bajé como muestra.

Pensé que, como habían pasado un par de años desde que había leído el primer libro, debería leerlo nuevamente antes de tomar la lectura de la novedad editorial.

Como tenía esa sensación de que no me había gustado, se fue quedando y quedando.

Hasta que hace unos días que salió publicado el primer tomo de Julio César, decidí que debía “acabar” con Julia antes de empezar con Julio.

Así que retome el libro publicado en 2018.

Impresionantemente, ahora, en esta nueva lectura, me ha capturado como todos los anteriores libros que he leído de Posteguillo.

Pensando sobre esto, me ha hecho reflexionar que las disposiciones subjetivas son importantes para la lectura.

Recuerdos sobre lecturas

Recuerdo haber leído hace años el libro Ben-Hur, que sirvió de guión para la película de 1959 titulada con el mismo nombre. (Por cierto, la película de 2016 me pareció un bodrio).

La cosa es que la primera vez que leí ese libro, me encantó. Años después lo volví a leer y me no me gustó para nada.

En cambio hay otros libros que puedo leer una y otra vez y siempre me gustan, como me pasa con el Hombre que calculaba, de Malba Tahan. Se lee con gusto.

Mi experiencia ha sido que cada libro tiene su tiempo para cada persona. No podés leer un libro más o menos serio cuando lo que necesitás es una novela.

O al revés, no leás una novela, cuando lo que necesitás es un libro más serio.

Digo un libro serio no porque la novela no sea seria. Sino que digo un libro serio, porque es un libro donde tenés que pensar un poco más. En una novela, no hay tanto que pensar (sólo memorizar) para entenderla.

Creo que tenemos que fomentar más la lectura. Hay muy poca gente que lee, y los que leen, leen poco.

Es cuestión de ver cómo escribe una persona para darse cuenta si es «leído».

Quien lee, escribe bien; quien lee mucho, escribe muy bien. Son cosas que se leen con gusto.

Además, vas aprendiendo palabras, vas teniendo léxico.

Me gusta ir coleccionando palabras no muy usadas de las miles que tiene el diccionario de la RAE.

Diccionario

Quizá sea un gusto por un juego divertido y culto que jugué en mis épocas de universitario, que se llamaba Diccionario.

Un juego para unas 5-15 personas, lento, y con un diccionario a mano.

El que dirige el juego enuncia una palabra y todo escriben la definición que debe corresponder a esa palabra.

Como la palabra es prácticamente desconocida, todos tienen que «inventarse» la definición.

Y aquí está lo divertido del juego, especialmente cuando tienes un tipo que te hacer reír cuando te pone una definición creativa.

Imaginación

Leer te hace imaginar la situación, meterte en lo que se está describiendo.

Te traslada a otros mundos, aprendes cosas, te hace pensar.

Te da tema de conversación. Te culturiza.

Tiene muchas ventajas la lectura.

Y cuando uno empieza a leer, termina leyendo con gusto.

Hace poco me topé con unos colegas que tienen un libro-forum, que es una gran ocasión para forzarse a leer.

En fin. Ojalá seas un buen lector y ojalá puedas mejorar más en tus hábitos y costumbres de lectura.

Siempre se lee con gusto.

Felices pascuas de Resurrección!