Sartorialmente hablando, estamos ante un problema anatómico.

Los diez mandamientos del traje sastre | Esquire


Hace unos días, me comentaron una anécdota, sucedida a un buen amigo hace años. Había decidido hacerse un traje de sastre. Llegó donde el maestro sastre y allí escogió la tela (dicen que con un color bastante feo, pero a efectos de la anécdota, esto es irrelevante): le tomaron medidas y quedaron de verse en un par de semanas.
Transcurrido el tiempo, mi amigo, llegó a hacerse la clásica “talla”, en la que el sastre le pone la versión 1.0 del traje. (En mi tierra le llaman tallar el saco; según me dicen, en México a esto se le llama “prueba en tela”; también me dicen que en México le dicen “greda”). Bueno, la cosa es que el sastre de marras le talló el traje a mi amigo. Se le quedó viendo, pensando, y le soltó la frase que encabeza estas reflexiones: “sartorialmente hablando, estamos ante un problema anatómico”.
Mi primera reacción fue de aturdimiento, porque nunca había oído la palabra sartorial. Luego de la explicación que sartorial es todo lo perteneciente al sastre y a sus actividades, me empecé a reír… porque en el fondo, le estaban diciendo a mi amigo que estaba desnivelado: tenía un hombro más alto que el otro.
No cabe duda de que cada día debemos aprender algo. Por ejemplo, palabras, para mejorar nuestro léxico; y conceptos e ideas para hacer crecer nuestra cultura y también para desarrollarnos como personas.
Uno no sabe cuándo le servirán las cosas que ha aprendido. Es frecuente que haya personas que digan que ciertas materias o temas no le servirán en la vida. En ocasiones pasa que esas personas quizá conocen muy bien de un tema, y luego ignoran todo de lo demás.
Hace algunos años me topé con un muchacho joven, estudiante universitario; estudiaba ingeniería y era muy muy muy ingeniero… por diversas circunstancias terminamos platicando sobre la necesidad de conocer algo de humanidades, literatura, filosofía, derecho, política, etc. Claramente su respuesta fue que todas esas cosas no servían para nada; que lo único que servía era la ciencia y la técnica. Después de un buen rato dialogando, creo que me entendió la necesidad de conocer mucho de estas cosas, porque la vida no es sólo ciencia y técnica.
En nuestra vida nos topamos con la ciencia, la técnica. Especialmente con ésta última tenemos una gran cantidad de encuentros. De hecho, puedo escribir estos párrafos porque ha habido personas que han desarrollado una técnica para que lo pueda hacer, y tu leerlo.
Y también nos topamos con otro tipo de cosas, como con el arte. Como nuestro sastre del inicio. Creo que es difícil de catalogar el trabajo de un sastre, porque tiene mucha técnica, pero también mucho arte. Sucede lo mismo con un pintor: conoce muchas técnicas, algo de ciencia, pero el arte es lo más importante. Otro ejemplo, podría ser un escultor de la actualidad, que utiliza otras herramientas además de el clásico martillo y cincel. Y así, miles de ocupaciones, en las que hay una mezcla de muchos saberes y habilidades.
Cada uno es experto en lo que ha estudiado o en lo que trabaja. Pienso que conviene conocer de otros temas, para desarrollar mejor nuestro trabajo. Y un tema principal en estos conocimientos o habilidades, es aprender a conocer y tratar a las personas. Una vez me decía una persona una frase que era más o menos así: “todos los problemas que se dan en la empresa son de personal; y los que no son de personal, también son problemas de personal”.  Creo que exageraba un poco, o un mucho.
Pero qué bonito es que el sastre te indique que eres “deforme” diciéndote que “sartorialmente hablando, estamos ante un problema anatómico”.
Gracias a este sastre culto por su frase.